La economía ingresó en el segundo semestre, tras una primera mitad del 2024 que quedó marcado por el impacto inicial del paquete de emergencia de medidas que puso en marcha el Gobierno de Javier Milei tras el cambio de mando, con una actividad económica y nivel del salario a la baja que arrastró desde los últimos meses de la administración anterior pero que se intensificó al iniciar el año, una inflación en desaceleración, indicadores sociales críticos y alguna señal de agotamiento en el esquema cambiario y de acumulación de reservas en el BCRA.
Julio tuvo un llamado de atención de parte de los mercados sobre una demanda de precisiones para conocer cuáles son los próximos pasos de política económica.
El equipo económico asegura que la peor parte de la recesión ya pasó y que la Ley Bases, la desregulación incluida en el mega DNU 70 de inicio de mandato y lo que pueda recuperar el poder adquisitivo, tras un golpazo inicial, encenderán los motores de la economía. La foto final del año, reconocen, mostrará números en rojo (una caída del PBI de 3,5% del PBI -se profundiza a 6% sin el efecto de la recuperación del campo-) pero con un arrastre positivo para el siguiente año.
Alguna pista sobre lo que aguarda el Gobierno cuando finalice el 2024 se dio a conocer a mitad de semana en el anticipo del Presupuesto 2025, que, si bien no incluye ninguna proyección para el año próximo, sí muestra cuál sería la foto final del año si la economía sigue el curso que espera el equipo económico. Esto es, además de la caída de 3,5% del PBI, un desplome de 6,6% del consumo y de 17,2% de la inversión.
Pero los empresarios e inversores en el mercado aguardan alguna señal adicional por parte del Poder Ejecutivo, más allá del anuncio de la “nueva fase” de política económica, una que busca transitar el Gobierno antes de llegar a un tercer capítulo que incluya la salida del cepo cambiario y crecimiento económico. Algunas de esas cuestiones que determinarán el futuro del programa económico serán definidas en la esgrima que sostienen entre el equipo económico y el Fondo Monetario que, según aseguran en los despachos oficiales, mantienen un ida y vuelta prácticamente diario.
Datos privados dejan ver que posiblemente el piso de la actividad ya haya tenido lugar. La pregunta, en todo caso, es si se amesetará o cambiará la tendencia hacia arriba
Los últimos datos económicos oficiales tienen algún rezago, pero dejan ver que el PBI cayó en el primer trimestre 5,1% según el Indec, los salarios comenzaron a recuperar terreno levemente frente a la inflación luego de un hachazo tras la devaluación de diciembre, y que el desempleo ya acusó recibo de la recesión. Datos privados, más actualizados, dejan ver que posiblemente el piso de la actividad ya haya tenido lugar. La pregunta, en todo caso, es si se amesetará o cambiará la tendencia hacia arriba.
Si bien la fase 2 del plan económico está más explicada por una regla de restricción a la emisión monetaria más que a reformas, para el mercado la hoja de ruta debería empezar a mostrar ese tipo de medidas estructurales que hagan más estable el camino económico que eligió el gobierno libertario.
“Debería estar sustentada por reformas estructurales que incentiven principalmente a la inversión y la apertura de la economía. En la transición, el determinante del éxito será la capacidad de liberar el mercado de cambios y unificar las distintas cotizaciones. Contrariamente, la economía seguirá funcionando con bajas tasas de crecimiento y la necesidad de administración de precios y ajustes cambiarios”, mencionó Eduardo Fracchia, de la IAE Business School.
La consultora Orlando J. Ferreres midió en mayo que la actividad económica fue más baja que en abril, y aseguró en su informe a la prensa: “Esperamos que en los próximos meses comience una lenta recuperación, contingente a que se consolide el ordenamiento de las variables macro y de que los ingresos de las familias crezcan por encima de la inflación”.
El asesor financiero Federico Domínguez identificó que “el aspecto macro del programa es sólido: superávit fiscal, comercial, de cuenta corriente y una fuerte baja de la inflación”, planteó. “El primer trimestre fue muy duro en términos de recesión, pero a partir de abril y mayo se comienza a observar una recuperación en muchos sectores”, mencionó.
“Si el Gobierno logra alcanzar un nuevo acuerdo con el FMI para conseguir fondos frescos o garantías para salir del cepo durante el segundo semestre, se debería consolidar un proceso de crecimiento. Es importante tener una mayor certidumbre respecto a cuál va a ser la estrategia de flotación tras la salida del cepo. El crédito en un contexto de menor inflación y el sector externo impulsado por el RIGI se presentan como motores de crecimiento”, aseguró Domínguez.
Si el Gobierno logra alcanzar un nuevo acuerdo con el FMI para conseguir fondos frescos o garantías para salir del cepo durante el segundo semestre, se debería consolidar un proceso de crecimiento (Domínguez)
“En cuanto a riesgos, el más significativo es que si la recuperación no se comienza a sentir en los próximos meses, el apoyo al programa de reformas se vuelva más débil”, concluyó el analista.
Federico González Rouco, economista de Empiria, puso en foco en el salario como turbina de recuperación. “Ya tocamos piso a partir de marzo, abril o mayo depende del sector, pero a nivel general el piso está en ese trimestre”.
“La recuperación que viene ahora, si es que viene, va a estar muy atada al salario real. No esperamos en ningún escenario una recuperación vertiginosa tipo V corta, pero sí más algo lento, nosotros le venimos diciendo ‘pipa de Nike’. Que no es una “U” tampoco, algo lento, pausado, quizás con algún inconveniente, va a depender también mucho de si hay algún movimiento cambiario”, proyectó González Rouco.
Eso redefiniría todo, en particular cómo sea y bajo qué contexto. No tanto por el nivel de aumento, sino por las consecuencias de la lectura que haga el mercado de eso. Vemos un año malo para casi todos los sectores, salvo para energía, agro, minería y posiblemente el mercado inmobiliario que siga creciendo”, concluyó González Rouco.
Respecto al salario, un informe de Invecq repasó: “Los registrados crecieron en promedio 1,5% real frente al mes previo; en su interior, los del sector privado subieron 2,9%, mientras que los del sector público descendieron 1,2 por ciento. Si bien comienza a haber indicios de una leve recuperación, si se los analiza de manera interanual -siempre en términos reales-, los mismos se encuentran aún muy negativos: salarios totales -15,9%; privados registrados -10,7% y sector público -24,8%. A su vez, en el acumulado, los salarios crecieron 60,3% en promedio, quedando por debajo de la inflación del primer cuatrimestre (65 por ciento)”.
Uno de los sectores en que el optimismo es menos común es el de la industria manufacturera. La consultora Qualy, que dirige la economista Anastasia Daicich, recopiló que el sector “mantiene expectativas negativas para el mercado interno. El 54% de las empresas que responden a la encuesta del Indec estiman que la demanda interna disminuirá en el trimestre mayo-julio de 2024. Sólo el 10% prevé aumento. El 21% de las respuestas estiman que disminuirán las exportaciones totales”, comentó.
Esperamos que en los próximos meses comience una lenta recuperación, contingente a que se consolide el ordenamiento de las variables macro y de que los ingresos de las familias crezcan por encima de la inflación (OJF)
“Se deterioran las expectativas sobre el empleo (marginalmente). Un 23% de las empresas estiman que disminuirá la dotación de personal. Si bien este porcentaje es relativamente bajo comparado con las respuestas negativas sobre la demanda, el número de compañías que estiman que bajará la dotación aumentó 10 puntos porcentuales desde diciembre de 2023. Apenas 4% prevé incorporar personal, el valor más bajo de toda la serie iniciada en 2016. Esto valida que, con la inflación en baja, el próximo problema crítico será el desempleo”, planteó como conclusión.
La consultora Abeceb, fundada por Dante Sica, eligió una analogía futbolística a tono con estas semanas de furor por la Selección Argentina. “En el transcurso de las competencias deportivas que nos apasionan -como es el caso de la Copa América- nunca hay mucho tiempo para el festejo después de ganar un partido, excepto que se trate de la final. Hasta entonces, los triunfos sólo habilitan a enfrentar rivales cada vez más difíciles, con el obstáculo adicional de que, en el camino, el equipo suele debilitarse por la acumulación de tarjetas amarillas”, graficó.
“Si asumimos que las autoridades van ganando terreno en el partido del ajuste fiscal y la inflación, ¿qué rival aparece en el horizonte? El cepo. Porque impide el avance con relación a dos condiciones fundamentales: incrementar sensiblemente la tasa de inversión e instaurar un régimen monetario y cambiario sostenible”, explicó Abeceb.
No era ajedrez: es como en el juego de la oca dependemos del azar (y/o de dólares que, hasta ahora, siguen sin aparecer) mientras empezamos a retroceder casilleros
Orlando Ferreres, director de la consultora que lleva su nombre, aseguró que “tenemos una recuperación lenta de la actividad producto del aumento pequeño del salario real y de las jubilaciones porque se ajustan por inflación anterior, aunque en junio va a haber un aumento de la tasa de inflación porque se aplicaron aumentos de servicios públicos. Como tenemos una tendencia disminuyendo en la inflación, eso produce un cierto aumento de los jubilados”.
“No se produjo una recuperación en V corta sino en forma de tasa que queda durante mucho tiempo en la superficie del fondo, estamos ahí pero no recuperando significativamente la actividad. Vemos una caída de 4% del Producto para este año. El campo aumenta mucho este año, sacándolo la caída es mucho más”, aseguró el economista, según informó Infobae.