Una psicóloga explicó a Infobae.com cómo las personas alteran sus actos ante la creciente «sensación de inseguridad», hasta el punto de perder su independencia o dejar de salir a la calle por miedo.
Las salideras bancarias, los motochorros, los delincuentes que entran a los edificios y toman a sus habitantes como rehenes forman parte de la noticia cotidiana y esto genera, en algunas personas, una modificación de sus hábitos normales ante esa sensación que los llevan a imaginarse como una futura victima de un delincuente.
El mayor miedo que una persona experimenta ante la ola delictiva es ser protagonista de un episodio que ponga en juego su vida. La licenciada Florencia Torzillo Álvarez (MN 30624), miembro de INEPA, aseguró a Infobae.com que «el mayor miedo que conlleva la inseguridad es el perder la vida pero también provoca miedo de ser lastimado o la muerte de un ser querido».
Este temor latente ante la inseguridad obliga a la persona a realizar modificaciones sobre sus hábitos: «Una persona que se siente insegura tiene dificultades para conciliar el sueño, está hiper vigilante y tiene dificultad para concentrarse».
«Además, se pueden producir respuestas exageradas de sobresalto, irritabilidad, malestar y miedo. Los síntomas hacen que la vida de estas personas se deteriore notablemente: sufre taquicardia, falta de aire, mareos, todas señales que por lo general van acompañadas de pensamientos catastróficos. En estas condiciones, llevar una vida normal de trabajo, de relación, de esparcimiento se hace difícil y problemático», detalló.
En algunas ocasiones, informó Torzillo, «dejan de hacer su rutina diaria y pierden su independencia, necesitando que otras personas los acompañen a hacer todas sus cosas porque desconfían de todo y todos. Evitan concurrir a lugares nocturnos porque el miedo los paraliza y los deja sin capacidad de reacción».
Qué consecuencias puede llegar a tener esos cambios de hábitos
Este cambio de conductas trae como consecuencia una baja en su calidad de vida, dificultad para disfrutar de las cosas positivas, tener independencia para hacer nuestras actividades de la vida diaria. En ocasiones se alejan de amigos y se aíslan de sus afectos. Hay veces que puede provocar ataques de pánico.
-¿Esa sensación afecta indistintamente a hombres y mujeres?
Si, pero en nuestra sociedad, la mujer tiene más permisos para mostrar los miedos, mostrarse vulnerable y mostrar sus inseguridades. En cambio el hombre es el que «debe» mostrarse fuerte, seguro y ser el protector de todos.
Esta sensación afecta a todas las personas y cómo cada uno las enfrenta, dependerá de la personalidad y de los recursos que tiene para afrontar las situaciones que suceden a su alrededor.
Desde el punto de vista psicológico, existen emociones que ponen de manifiesto nuestra propia capacidad para hacer frente aquello que sucede. Esto provoca y genera que convivamos con una «sensación de inseguridad» constante, no como una falacia sino algo que forma parte de nuestra realidad cotidiana.
Fuente: Infobae.com