“Todo tiene un final, todo termina….” dice el mítico Vox Dei en una de su grandes presentaciones. La bendición de candidaturas llegó a su fin y el propio Gobernador aplicó el plan b para dejar al binomio de intendentes Buzzi – Mac Karthy como representantes de la fórmula del Peronismo Federal Modelo Chubut.
Atrás había quedado el ofrecimiento al senador nacional Marcelo Guinle quien, como condición, debía renunciar a su cargo y asumir la cartera de Gobierno en la provincia, permitiendo el acceso al mercantilista José González y relegando al Ministro Castro a su campaña en Cholila.
Hasta quedó condicionado el lugar del intendente de Trelew, que sostuvo con encuestas su propia postulación y terminó accediendo cuando colocó varios de sus hombres en la lista de Diputados provinciales.
Con un gobierno semi empantanado en lo institucional porque ha descuidado programas, proyectos y desarrollos en diferentes áreas que tienden a convertirse en compartimentos estancos y librados a la voluntad individual de algún funcionario; se pasa a una nueva etapa estrictamente electoral.
Desorientado por las desavenencias del Peronismo Federal que ve alejarse día a día sus protagonistas y casi sin posibilidades en el sueño presidencial, el Gobernador comenzó este miércoles su decadencia como conductor de un poder político.
Se contradijo, una vez más, al colocar a sus parientes en lugares de privilegio y no respetar cuando despotricó contra el nepotismo al inicio de la gestión; sumó en el rubro a su Vicegobernador y candidato testimonial en 2009; dio muestras claras del parcial abandono del sueño presidencial cuando dos de sus operadores, junto a Martín Lousteau, Martín Redrado o Julio Bárbaro (¿?), se ubican expectantes en la lista de legisladores provinciales.
Mientras tanto la “orden” resultó ser la proscripción infantil del Frente para la Victoria.
En el medio de esto fustiga a “La Cámpora” con agrupación que reúne jóvenes sólo por el hecho de ocupar cargos. ¿y los Yupanqui o Generación Federal?.
Declama reclamar un partido transparente y proscribe a quien piensa diferente, más democrático y no genera un solo debate puertas adentro; pide modernidad y se va del PJ para acercase a Macri, De Narváez o Biolcati y la sociedad rural.
Comienza el final de la era Das Neves, sin duda, mucho más allá de cualquier resultado electoral.
Vasta con mirar los archivos de los diarios y encontrar frases como “Cambarieri y su hijo deberían estar presos por delincuentes” (2004). El dirigente radical forma hoy parte de su gobierno.
“Gracias Sr. Presidente (Kirchner) por lo hecho en Chubut. Nunca nadie en la historia hizo tanto por esta Patagonia. Lo recibiremos siempre con los brazos abiertos por lo hecho en su gestión” (2007). No hubo espacio ni para las disculpas.
“Solá es un autoritario que no comprende que el país no es sólo Buenos Aires y Capital” (2005). Hoy comparten el Peronismo Federal y caminan juntos para descalificar al gobierno nacional.
Son innumerables las citas que podrían llenar más de un libro. Navega en un mar de contradicciones.
Esta concepción de considerarse el único capaz de recorrer y conocer el territorio, hablar con los vecinos, definir desde el cordón cuneta hasta la lista de concejales de una ciudad, señalar con el dedo quien es “traidor o enemigo”, “estúpido, inútil o imbécil”, por sólo elegir los calificativos más reproducibles; lo ha llevado a un altar del que ninguno de sus acompañantes, aún cuando han aportado su granito de arena para los logros conseguidos, se anima a decirle que es de barro.
Y las lluvias, tarde o temprano, llegan.
Nadie puede negar los cambios y crecimientos que la provincia ha tenido en estos años de gestión de Das Neves, sería de necios hacerlo. Pero ello no habilita la perfección y, mucho menos, convertir el liderazgo en quien manda y da órdenes para ser cumplidas.
Pero, como ha quedado demostrado, hay quienes prefieren la política del avestruz para cuidar su individualidad y la de su entorno. Mientras tanto hasta disfrutan la presencia tragicómica de Susana Gimenez en lo más parecido a la década de derroche menemista.
Pero, inexorablemente, los tiempos definen ciclos y éstos culminan. Y sin considerar resultados electorales que pudieran acontecer, para algunos esos tiempos ya comenzaron la cuenta regresiva.
El desafío será para el conjunto del Peronismo chubutense con el objetivo que esta disgregación no termine con un cachetazo de la sociedad que lo ha elegido para gobernar.