Una actitud lamentable y recurrente en la burla a los reiterados reclamos recibidos se da en la zona céntrica de Comodoro, donde desde la esquina de Alvear y pasaje Belchior, una carnicería con un depósito lindante, corta el tránsito, ensucia y provoca otras molestias a peatones, automovilistas y daña la calzada casi a diario.
Pese a haber recibido reiteradas denuncias al 0800 municipal, el comerciante -que lleva largos años en esa esquina, la siguiente a la estación de servicio del Automóvil Club Argentino subiendo por Alvear- persiste en su actitud negligente.
Es que en el lugar, ubicado sobre una depresión del terreno rellenado oportunamente, no pueden circular vehículos de tránsito pesado por ordenanza municipal, la que desobedece sin miramientos.
Sin perjuicio de ello, desoye los reclamos de sus vecinos de hace muchos años y de la gente del propio ACA, que debe realizar maniobras inverosímiles para quitar sus vehículos de remolque del estacionamiento que tienen sobre el pasaje, por la presencia de camiones que, atracados de “culata” sobre un portón, permanecen allí cruzados sobre la calle por largas horas, ocupando tres cuartas partes del paso vehicular.
El flujo de autos por el lugar es permanente por la presencia de la estación de servicio de YPF que está enfrente, pero ese no es el único problema: los camiones (más de uno) están allí hundiendo el “intertrabado” que oficia de pavimento en la calle y los desechos de sangre y otros desperdicios cárnicos, generan olores nauseabundos y presencia de moscas y roedores en casas cercanas, entre otros focos infecciosos.
No conformes con esto, los empleados del lugar o choferes que eventualmente llegan a la ciudad “toman mate” mientras ven pasar la mañana o la tarde, según el caso, sin ningún apuro por retirar los camiones del lugar, ignorando los reclamos de buena fe que se efectuaron para evitar denuncias civiles.
Además, se ha observado tiempo atrás que “lavaban” los camiones en el lugar asiduamente, en realidad regando la caja térmica, lo que provocaba charcos sanguinolientos en derredor, especialmente en la propia laguna que se forma en el sector que los mismos camiones hunden, provocando una fetidez que, acercándose el verano, suele aumentar.
Es de esperar que este buen hombre, cuya honorabilidad y sensatez comercial no están en duda, tenga la altura y la razonabilidad necesaria para recapacitar sobre el perjuicio que causa a los demás, sin detrimento de lo que significa un emprendimiento laboral.