Ante la crisis educacional que existe, numerosas familias deciden hacer un esfuerzo económico, pero los colegios de gestión privada comienzan a verse superados porque no tienen espacio.
Desde hace varios años hay una tarea que mantiene ocupado desde marzo a septiembre al equipo directivo del Colegio Salesiano Deán Funes. No pueden dejar de hacerlo porque su decisión repercutirá en decenas de familias comodorenses. Es que el establecimiento recibe año tras año cientos de solicitudes de ingreso debido a la crisis de las instituciones de gestión pública en Chubut. Este año no fue la excepción y se recibieron 475 pedidos para ser parte de la matrícula de 2022. El problema radica en que solo hay 76 vacantes y muchas familias deben buscar otra institución.
En diálogo con El Patagónico, el director del colegio, Andrés Quezada, manifestó que la demanda se observa en primer grado primario y en primer año del secundario. “Cuando uno hace la encuesta, en muchos casos se da porque, lamentablemente, los docentes están de paro o el edificio no está en condiciones”, subrayó.
“La Educación se ha visto diezmada. Los docentes le ponen todas las ganas, pero es muy difícil llevar adelante la propuesta cuando no te funciona la calefacción, cuando las condiciones higiénicas sanitarias no son las adecuadas. O tenés un edificio que pone en peligro tu integridad física o tenés compartir espacio con otros colegios”, aseguró Quezada.
En este sentido, el director del Colegio Deán Funes destacó que la gestión privada ha sostenido su propuesta. “No hemos suspendido clases, los docentes no han hecho paro, las condiciones higiénico sanitarias son las adecuadas, se han llevado adelante las propuestas virtual y presencial, y se han generado propuestas hacia afuera del colegio”, detalló y criticó las acciones que realiza el Gobierno provincial contra los colegios: “aun así la mirada está en donde se puede recaudar un poco más de plata. Suena contradictorio porque se habla mucho de Educación, pero se hace muy poco”, cuestionó.
Quezada también se refirió a la situación de decirle a las familias que no hay más lugares para sus hijos. “Uno se queda con la sensación amarga porque no tenés espacio. El poder elegir es un proceso muy difícil que nos lleva mucho tiempo. Las preinscripciones se hicieron en mayo y recién en septiembre estamos terminando las encuestas. Todo ese tiempo nos implica leer las encuestas, hacer entrevistas y realmente nos sentimos apenados porque hay familias que están buscando el futuro de sus hijos en la gestión privada porque no tienen esperanza en el colegio de gestión pública”, lamentó.