Cocodrilo, el boliche nocturno que ahora vende café con leche para sobrevivir

Desde hace dos años, la planta baja abría de día como bar. Ahora, es la única parte que puede funcionar y vende por delivery y take away. “Por lo menos tenemos la cabeza ocupada”, dice…

sábado 11/07/2020 - 11:25
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Desde hace dos años, la planta baja abría de día como bar. Ahora, es la única parte que puede funcionar y vende por delivery y take away. “Por lo menos tenemos la cabeza ocupada”, dice Omar Suárez, el dueño, a Clarín.

Desde los años 90, Cocodrilo se convirtió en sinónimo de «la noche más caliente de Buenos Aires». En el imaginario es un sitio de excesos, frecuentado por famosos. En estos días de cuarentena y de pandemia de coronavirus, el boliche se hizo viral por un motivo muy diferente. Ahora vende desayunos y almuerzos por delivery o take away. «Cocodrilo vendiendo café con leche me hizo el día» escribió un usuario en redes sociales y posteó una foto del frente del local.

Ya desde hace dos años que la planta baja del boliche de Gallo y Paraguay también funciona como bar y restaurante durante el día. Ahora es la única manera que tiene de seguir trabajando.

El local abre de 7 a 15, para mandar pedidos o para que la gente compre al paso. Hasta tiene promos, como un café con leche y dos medialunas por 120 pesos.

«Estamos con el restaurante de día y hacemos delivery y take away -le cuenta a Clarín Omar Suárez, productor teatral y dueño de Cocodrilo-. Estamos sobreviviendo con eso, porque es lo único que podemos hacer. Igual, es el 2% de la recaudación que solíamos tener, nada. Pero bueno, por lo menos tenemos la cabeza ocupada y una excusa para estar un poco presentes. Si no, te enloquecés con todo esto».

«Tenemos promociones todos los días para el Hospital de Niños que está enfrente -continúa Suárez-. Además, a las mamás que tienen a los nenes internados les damos gratis el desayuno o el almuerzo, según nos pidan».

Como ocurre con todos los locales considerados no esenciales -peluquerías, gimnasios, jugueterías, bares, restaurantes, bazares y librerías, entre otros- los boliches de la Ciudad de Buenos Aires se encuentran cerrados desde el 20 de marzo. Especialmente en el caso de los boliches, es difícil pensar que puedan volver a operar en un tiempo cercano, cuando cada vez hay más casos de coronavirus y se transita nuevamente la restrictiva fase 1 del aislamiento social.

Cocodrilo está habilitado como restaurante y café bar y, además, como local de baile clase C. Es decir que se permite música en vivo, «se ofrecen bailes públicos y se realizan o no números de variedades con o sin transformación», indica la normativa vigente.

Además de funcionar como un boliche clásico, en Cocodrilo se organizan despedidas de solteros y solteras, festejos de cumpleaños y shows de estilo revisteril. Lo rodean acusaciones de trata de personas y algún episodio de violencia entre barrabravas. Su propietario alguna vez dijo: «Fui investigado por todos, fiscales, Prefectura, Gendarmería, Policía Federal».

Suárez siempre contó que al lugar lo hizo conocido Diego Maradona, de quien fue muy amigo hasta que se distanciaron. Antes el lugar era un bar, pero Suárez lo alquiló en 1995 y lo transformó en cabaret. En esa época, al boliche iban famosos del estilo de la Tota Santillán, Moria Casán, Hernán Caire, Mónica Guido, Guillermo Coppola, Cacho Castaña, Isabel Sarli y Cacho Rubio, entre otros.

En 2009 el ex presidente Bill Clinton cenó y pagó por un show de strip tease privado, según contó el propio Suárez. También el cineasta serbio Emir Kusturica pasó por el local. En 2011, la barra brava de Boca Juniors dirimió a los tiros una traición; fue adentro del restaurante, que se encontraba lleno de clientes y de trabajadores.

Suárez siempre negó que en el lugar se promoviera la prostitución. “Nunca nos metemos con nadie. La gente viene y hace su historia. Nuestro negocio es la venta de consumiciones, el resto es un tema de cada uno”, le dijo una vez a Clarín.

Pero el local fue denunciado varias veces por trata de personas y su propietario se enfureció cuando, en 2016, la Legislatura porteña derogó la figura de las alternadoras o coperas. Esa figura, que estaba prevista en el Código de Habilitaciones de la Ciudad desde 1976, hacía referencia a las empleadas contratadas para bailar con los clientes o conseguir que consuman tragos. Entre los fundamentos de la ley que la dio de baja, los legisladores remarcaron que fomentaba la trata de personas y su explotación en la prostitución.

Las preocupaciones de Suárez hoy son otras. El miércoles publicó en su cuenta de Twitter (@omisuarez): «Si escuchás a los infectólogos, hasta que no haya vacuna no van a autorizar boliches, o lugares cerrados de concurrencia masiva… así perderemos 500 mil puestos de trabajo».

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