Empecemos por el final. Mientras el presidente Javier Milei sigue con su road show para postularse como referente de la libertad a nivel interplanetario, las tensiones con el dólar se consolidan y el FMI ha decretado una vez más, lo que está escrito en su estatuto.
La letra del manual de procedimientos de Kristalina Georgieva dice que para concederle a la Argentina un nuevo acuerdo con dinero fresco -acaso unos u$s10.000 millones adicionales- es necesario que el Gobierno haga su acto de fe y ¿unifique? el tipo de cambio en un nivel más alto del actual. Sólo así se explica que el propio ministro Luis Caputo haya aceptado, de común acuerdo, y como suele hacerse, rubricar el staff report del organismo en su última edición. Informate más
Otra pregunta muy distinta es si cumplirá, esta vez, su compromiso. Parece poco probable. Detalle no menor que avala esta hipótesis, el ministro se ha cansado de decir públicamente en los últimos días que no lo hará. Se sabe: si no hay un Dios que dé sentido, la vida es absurda y cada uno puede hacer con ella lo que quiera.
Dólar a $1.450: una pulseada entre el círculo rojo y el FMI por el billete
Con todo, conviene curarse en salud. Tanto el presidente Javier Milei como el ministro Luis Caputo han transformado en mantra que la vigencia del dólar «blend» (exportaciones se liquidan en 80% por el tipo de cambio oficial y 20% por el libre) y el 2% de crawling peg. Pero se supone que el “blend”, según lo acordado con el FMI debería concluir dentro de una semana.
Hay un dato que ayuda a ver. Una pequeña encuesta realizada por Ámbito entre cinco empresas de consumo masivo, de las más relevantes del país, arroja el siguiente dato: en todos los casos, esas firmas proyectan un tipo de cambio oficial que se ubicaría entre los $1.350 y $1.450 a fin de año. En definitiva, no le creen al Gobierno cuando insiste en que mantendrá un crawling peg en torno al 2% mensual.
¿ A cuánto llegará el dólar?
Con esa proyección, podría inferirse algo que el propio FMI ya ha deslizado: que el tipo de cambio de equilibrio a fines de mayo era de $1150. Piénsese que la última semana el dólar futuro se operó en el MATBA Rofex a $ 1.181 para fin de año, bastante lejos de los $ 1.231 marcados hace quince días. ¿Qué significa todo este aparatoso dispositivo de proyecciones? Que el lector saque sus conclusiones en el marenostrum que serán las tensiones cambiarias.
El ministro Luis Toto Caputo, alias Sísifo y el castigo de los dioses
Así, como si se tratara de una especie de castigo, Luis Caputo hace las veces de Sísifo. Cuenta la mitología que Sísifo era tan ambicioso y astuto, que había conseguido engañar a los dioses. Aunque no viene al caso, había sido testigo del secuestro de Egina, una ninfa, por parte del dios Zeus.
Decide guardar silencio frente al hecho, pero cuando Zeus se entera, lo castiga. La pena consistía en levantar una pesada piedra por la ladera de una montaña empinada con la mala fortuna que cuando ésta llegaba arriba, la gran roca caía nuevamente, por lo que Sísifo debía cargarla, eternamente hasta la cima.
Así, Caputo debe cargar con la piedra-promesa de que no habrá devaluación en un contexto donde no sólo ha sentido la presión del ingreso de Federico Sturzenegger al Gobierno, sino también esa especie de escape hacia adelante que es la agenda prometeica del presidente Javier Milei en su promocionada campaña de una inflación, que irá descendiendo paso a paso pero que podría toparse con el rebote en “V”. La disyuntiva es harto conocida: si libera el cepo o relaja el mantra del dólar-blend + crawling del 2%, entonces podría generar una nueva ola inflacionaria que saque al presidente Milei de su racha prometeica.
Bienvenido Fede Sturzenegger al Olimpo: no hay plata, sí hay cepo
Para lo primero, habrá que habilitar la dialéctica hegeliana: el ministro Caputo ya es un espejo de lo que se supone que tanto el FMI como Federico Sturzenegger quieren que haga. Es por acción u omisión que se lo comenzará a medir a partir de ahora. Si sigue como viene hasta ahora, será acaso un “rechazo” a lo que le pide el FMI. Si acepta los cambios, será hijo de esa solicitud.
Por ejemplo, liberar el cepo y unificar el tipo de cambio. Es sabido que Sturzenegger quiere el jostick que mueve los recursos, acceso a algunas cuentas del presupuesto, algún tijeretazo adicional, poner aquí lo que sale de allá, y así. Todo eso le fue negado por su alteza, alias “nadie le toca el culo a Caputo”. En el Palacio de Hacienda creen entonces que Milei confía ciegamente en el ministro Toto, apunto tal que la llave presupuestaria sólo la tiene él, pero descuentan que el propio Luis Caputo no piensa irse del Gobierno sin haber levantado primero el cepo cambiario.
Julio Velarde, el financista que quiere Kristalina Georgieva.
Tengo el póster de Velarde en mi habitación, dice Georgieva
A eso se agrega el sueño húmedo de Kristalina Georgieva, un tal Julio Velarde Flores, el presidente del Banco Central de Reserva del Perú. Con 20 años en el cargo, Velarde es más famoso que Messi en el continente de las finanzas, gracias al supuesto éxito que constituyó haber superado la inflación, acumulado superávits e impulsado un ciclo de crecimiento inédito en ese país.
Aunque semidesconocido para el círculo rojo local, su referencia ineludible en estas tierras es el propio Sturzenegger, anfitrión del peruano en las Jornadas Monetarias y Cambiarias del BCRA organizadas oportunamente cuando el economista del Di Tella era el titular de la entidad.
Precisamente el FMI viene de imponérselo a Luis Caputo: en el último informe, se lo mencionó como el modelo hacia el cual debe ir la Argentina, una flotación libre del tipo de cambio sumado a una política autónoma del Gobierno, mensaje para Santiago Bausili.
Mientras tanto, regresa en estos días la discusión -casi saldada- de la ley Bases y el paquete fiscal. El Congreso será el epicentro, una vez más, de la onda expansiva que promete potenciar el plan económico, en la mirada de la Casa Rosada. A ello hay que sumarle dos encuentros que también prometen recalibrar fuerzas: una cumbre de gobernadores norteños hoy, y también el meeting de los gobernadores de Juntos por el Cambio el miércoles.