«Lamentablemente, hemos tenido que cerrar porque ya no podemos sostener la merienda. Veníamos hace tiempo tratando de seguir adelante, pero sin insumos es imposible», explicó Laura. Durante los últimos meses, el merendero funcionaba de manera intermitente, dependiendo de las donaciones de vecinos y de la asistencia que ocasionalmente recibían del área de Desarrollo Humano y Familia. Sin embargo, tras cambios administrativos, los pedidos de ayuda no fueron respondidos, lo que dificultó aún más la continuidad del servicio.
El merendero brindaba asistencia a unos 40 niños y 20 familias, muchas de las cuales dependían de este espacio para garantizar una comida al día. «Conozco a cada uno de los chicos y sus familias. Sé la situación que viven y lo que significa este merendero para ellos», agregó Laura, quien destacó que más allá del alimento, el lugar funcionaba como un espacio de contención para los niños, donde compartían momentos de charla y juego.
Lorena, otra de las colaboradoras del merendero, también manifestó su preocupación: «Dejamos a muchos nenes sin su merienda. Ellos estaban acostumbrados a venir después de la escuela, y ahora nos preguntan cuándo vamos a volver». Ante esta situación, algunos vecinos han ofrecido sus hogares para continuar con la entrega de meriendas, aunque la organización y el alcance serán más limitados.
Laura también hizo un llamado a la comunidad y a las autoridades: «Los políticos aparecen solo para las fotos, pero no recorren los barrios ni ven cómo trabajamos en los merenderos. Ahora se acerca el invierno y la necesidad va a ser aún mayor. Pedimos que nos den una mano».
Aquellos que deseen colaborar pueden comunicarse al teléfono 2974-183-229 o a través de la página de Facebook del Merendero Arcoiris. Se necesitan insumos básicos como harina, leche, aceite, grasa y levadura para poder continuar con la tarea solidaria que sostuvieron durante tanto tiempo.
