La caída que registró el PBI en el segundo trimestre respecto del primero no impidió que por cuarto período consecutivo la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec registrara una disminución de la tasa de desempleo desde un pico de 13,1% de la oferta laboral entre Abril y Junio 2020, cuando el cierre de la actividad económica y social, en respuesta a la irrupción de la crisis sanitaria, provocó una brutal caída del PBI, a 9,6% de población económicamente activa.
Pero, por el contrario, las restricciones que se reeditaron parcialmente sobre el cierre de Mayo y principios de Junio imposibilitaron el crecimiento estacional del mercado de trabajo, tras el receso de las vacaciones de verano y las paradas de plantas industriales por mantenimiento: en los 31 aglomerados urbanos el Indec midió sendas disminuciones de 83.000 trabajadores y de 1.000 puestos de trabajo, y consecuentemente de 82.000 personas en el total de desocupados -según publica Infobae-.
La proyección al total país de los datos sobre un universo con 28,9 millones de habitantes, a una población que se estimó para entonces en 46,4 millones de personas, arroja para esos tres meses una caída de los trabajadores que buscaron un empleo remunerado o rentado (asalariado o independiente) en 131.100, a casi 21 millones de personas, atribuible al “efecto desaliento” que implica a una leve baja del empleo total en 1.600 personas, y consecuentemente, una disminución del total de desocupados en 129.700 trabajadores, a 1,84 millones de personas.
En rigor, si se tiene en cuenta que previo a la crisis sanitaria participaban del mercado laboral (población económicamente activa) 21,3 millones y que en condiciones normales crece al ritmo vegetativo del conjunto de habitantes en todo el país, el Indec debiera haber registrado una oferta laboral a nivel nacional de 22 millones de personas.
De ahí surge que un millón de trabajadores no se sumaron al mercado, al parecer por la falta de oportunidades laborales para sus calificaciones educativas.
No se trata de un fenómeno menor si se tiene en cuenta que mientras el Ministerio de Trabajo con datos del Sistema Integrado Previsional Argentina registró en el segundo trimestre un aumento del total de ocupados registrados en 50.700 personas en comparación con el promedio de los tres meses previos; de la EPH del Indec se desprende que los puestos informales, por el contrario, se contrajeron en 52.300 personas.
Justamente, cuando se analiza la composición de la población ocupada por nivel educativo, el organismo oficial de estadística detectó que “31% cuenta con hasta secundario incompleto; 26,4% con secundario completo; y 42,6% presenta nivel superior y universitario (completo o incompleto)”.
Asimismo, en lo que respecta a la calificación de la ocupación principal, 50,8% corresponde a un empleo operativo; 17,7%, a no calificado; y 11,3%, a profesional.
Entre los ocupados registrados, el Ministerio de Trabajo midió que el aumento en 50.348 puestos de la ocupación principal por ingreso en el segundo trimestre de 2021 respecto de los tres meses previos se explicó casi exclusivamente por la ampliación en 50.816 en la nómina en el conjunto del sector público; 1.485 los ocupados en casas particulares; 497 los monotributistas únicos y en 3.750 los monotributistas social. Por el contrario, se redujo en 2.242 personas los asalariados en el sector privado; y en 3.958 los autónomos.
Ausentismo y trabajo remoto
Por otra parte, el Indec registró que en el segundo trimestre 2021 se redujo a 4,8% la proporción de “trabajadores ausentes”, desde un máximo de 21,1% cuando irrumpió la crisis sanitaria y se tomaron medidas extremadamente restrictivas a la circulación de las personas en el segundo trimestre 2020. Por el contrario, aumentó la incidencia de los “ocupados con trabajo desde la vivienda” de 17,1% entre enero y marzo a 17,9%, aunque se redujo en poco más de 4 puntos porcentuales en comparación con igual período del año previo.
Asimismo, el informe oficial dio cuenta de que “los inactivos marginales -quienes no buscaron empleo, pero estaban disponibles para trabajar- alcanzaron el 1,3% en el segundo trimestre de 2021″, los cuales por no formar parte de la oferta laboral declarada (población económicamente activa, o tasa de participación de la población), no incide en la forma de medición de la tasa de desempleo, y que posibilitó el regreso a un dígito porcentual, como se registró en el último tramo del gobierno de Cambiemos (8,9 por ciento).
En el cotejo con el nivel posiciones activas el año previo, en el peor momento de la crisis sanitaria, los empleos en blanco recuperaron 236.300 posiciones de las 286.000 perdidas por efecto Covid-19; y los en negro subieron 3,65 millones, tras haber disminuido en esa franja con relación a los primeros tres meses de 2020 en poco más de 3,7 millones de personas. En ambos casos, aún restan recuperar poco más de 50.000 puestos; y un poco más si se lo ajusta por el crecimiento vegetativo de la población.