Casi el 60% de los pacientes con Covid-19 que ingresan en terapia intensiva muere

Según un estudio denominado “Características clínicas y resultados de los pacientes con COVID-19 con ventilación invasiva” analizó el desempeño de 63 unidades de cuidados intensivos del país. Cuál es la principal comorbilidad. Luego analizar cientos…

lunes 05/07/2021 - 9:33
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Según un estudio denominado “Características clínicas y resultados de los pacientes con COVID-19 con ventilación invasiva” analizó el desempeño de 63 unidades de cuidados intensivos del país. Cuál es la principal comorbilidad.

Luego analizar cientos de investigaciones de distintas partes del mundo, un grupo de intensivistas argentinos decidió analizar qué ocurría cuando un paciente Covid-19 positivo entraba a terapia intensiva. Tras un relevamiento realizado en 63 unidades de cuidados críticos del país, los especialistas concluyeron que muere casi el 60% de quienes ingresan.

El estudio denominado “Características clínicas y resultados de los pacientes con COVID-19 con ventilación invasiva en Argentina (SATICOVID)” estuvo liderado por la Dr. Elisa Estenssoro, del Servicio de Terapia Intensiva del Hospital Interzonal de Agudos “General San Martín”, y fue publicado en la revista The Lancet Respiratory Medicine.

El análisis se desarrolló en 63 terapias intensivas de todo el país y siguió el desarrollo de la infección en 1909 pacientes con COVID-19 positivo confirmado por PCR. Según explicaron los especialistas, todos “fueron seguidos hasta la muerte en el hospital o el alta hospitalaria, lo que ocurriera primero”. El 57% de los afectados finalmente falleció.

Asimismo, los especialistas advirtieron que, pese a que el número de muertes tras el ingreso a terapia fue similar a las registradas en otras partes del mundo, el cansancio en el sistema y personal de salud podría haber “contrarrestado los beneficios del aprendizaje relacionado con el manejo de COVID-19″.

¿Qué analizaron los especialistas de la SATI?

Desde el comienzo de la pandemia, científicos, investigadores y especialistas comenzaron a evaluar cuáles podrían ser los factores que provocarían la muerte de los pacientes. En este caso, intensivistas argentinos evaluaron si la realidad económica de la nación podría ser considerada como un factor negativo para los infectados.

“La información epidemiológica sobre pacientes críticamente enfermos con COVID-19 en países de ingresos bajos y medianos ha sido escasa. En Argentina, un país de ingreso mediano alto (definido por el Banco Mundial), la información proporcionada por el Ministerio de Salud está fragmentada y los datos disponibles sobre los subsectores privados de salud son deficientes”, argumentan en el documento realizado por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).

Según señalaron, la intención de esta investigación fue realizar un “análisis detallado” de cada uno de los pacientes y cada uno de los síntomas y patologías a los cuales debieron accionar.

Comorbilidades, un factor determinante

En el escrito, que contó con una publicación online antes de su versión impresa en la prestigiosa revista The Lancet, evaluó que la mortalidad estuvo relacionada con “la edad, las comorbilidades, la disfunción renal y cardiovascular aguda y la oxigenación comprometida”.

“Las causas de muerte se seleccionaron de una lista de nueve posibilidades”, detallaron los intensivistas argentinos y resaltaron que al momento del fallecimiento “se podría considerar a más de una causa de muerte”.

En ese sentido, remarcaron que en los 1909 pacientes que fueron analizados, entre el 20 de marzo de 2020 y el 31 de octubre de 2020, la edad promedio se situó en los 62 años (entre 52 y 70), había un 67,8% de hombres y el 91,7% tenían comorbilidades, siendo que la hipertensión arterial se ubicó en el primer lugar, con el 46,9%; seguida por la obesidad (con el 44,4%) y la diabetes (con el 29,0%).

Según resaltaron, “el aumento de la edad fue un predictor independiente de mortalidad” y pese a que los “factores de riesgo fueron similares a los identificados en otros estudios”, en el estudio argentino se evidenció la presencia de, al menos, una comorbilidad en el 92% de los pacientes, la cual denominaron como “la más alta registrada”.

“Las complicaciones en todos los pacientes fueron frecuentes. El síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA) se desarrolló en el 87,6% pacientes”, señalaron los intensivistas y resaltaron que, en el 61,1% de las oportunidades, se aplicó la técnica de poner boca abajo (decúbito prono) a los afectados, método que, según explicaron, se aplica en los cuadros más graves.

Sin embargo, pese a las técnicas aplicadas para salvar la vida de los pacientes, los intensivistas registraron que “el 57,7% de los afectados murieron en el hospital (como resultado primario), mientras que la mortalidad a los 28 días alcanzó el 50,6% y la mortalidad en la UCI se ubicó en el 57%”.

Agotamiento del personal de salud

Más allá de los números y los porcentajes, existe un factor que lejos de pertenecer a los enfermos puede haber influenciado en los dolorosos resultados: el cansancio y la saturación de los sistemas de salud argentinos.

“Si bien el sistema de salud en Argentina contó con buenos recursos en términos de equipos y consumibles durante los períodos de alta demanda, la mortalidad aumentó, quizás como resultado de la carga sostenida sobre el escaso personal de salud”, reflexionaron los intensivistas.

Incluso, destacaron que pese a que los cuadros de los pacientes fueron más graves durante el primer periodo de estudio, entre abril y julio de 2020 la mayor mortalidad ocurrió durante la segunda mitad, es decir entre agosto y octubre del pasado año.

“El mes de ingreso hospitalario se asoció de forma independiente con la mortalidad, pero mientras que se informó que la mortalidad mejoraba con el tiempo en Francia y el Reino Unido, encontramos que la mortalidad fue mayor entre los pacientes ingresados en los últimos meses en comparación con abril, en Argentina”, aseveraron.

Incluso, destacaron la aplicación de “la única medida terapéutica probada como eficaz (la dexametasona) y la administración de corticosteroides”, aunque admitieron que no alcanzaron los resultados esperados

“En Argentina, las camas de la UCI, los ventiladores y el equipo de protección personal estaban ampliamente disponibles en períodos de mayor demanda de UCI debido a la adquisición y distribución oportuna por parte del gobierno y de organizaciones privadas y sin fines de lucro. Sin embargo, el personal de la UCI se volvió escaso. El número de intensivistas ya era bajo antes de la pandemia, y muchos contrajeron COVID-19 o incluso murieron a medida que se acercaba el pico de casos”, señalaron.

Es más, según recalcaron, “el sistema de salud no se vio abrumado en términos de equipo insuficiente, denegación de atención o falta de camas”, aunque “durante los períodos de máxima demanda en la UTI, los pacientes tenían casi el doble de riesgo de mortalidad en comparación con los tratados durante los períodos de baja demanda”.

Fuente:TN

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