Es muy dificil comprender la situación actual del radicalismo chubutense. Hoy el partido luego de una derrota casi humillante, se debate entre internas miserables, peleas por los cargos, y la sumisión de una parte del partido a la candidatura impuesta por el PRO, en cabeza de Ignacio ‘Nacho’ Torres.
“Es cierto que a nivel nacional, la UCR no tenía un candidato a presidente para oponer a Macri. Pero que en Chubut, la dirigencia -o parte de ella- haya optado por hacerles de banda soporte al PRO, que aquí es un partido pequeño, es inexplicable. Resignaron la posibilidad de ampliar la representación radical chubutense en el Congreso”, señala hoy la columna política del diario El Chubut.
Y propone que hay que explicar varios hechos, para comprender el panoram:
La dirigencia partidaria, inerme…
…y «perdida» del debate público chubutense desde hace muchísimo tiempo, habría acordado tiempo atrás, «dejar pasar» a Gustavo Menna como candidato a gobernador, si luego el diputado nacional era del PRO. Concretamente, de «Nacho» Torres, apoyado muy fuerte por Marcelo Cano, una especie de «rector» de las relaciones de Cambiemos en Chubut.
Es raro que los radicales regalen tanto espacio político a funcionarios y burócratas de Macri, personas que tendrían dificultades para nombrar 20 ciudades y pueblos de nuestra provincia sin repetir, sin «soplar» y sin equivocarse. Y esto no es una valoración sobre Cano o sobre Torres, que seguramente son excelentes personas preocupadas por el futuro de los chubutenses. Por el contrario, la valoración habla más de la UCR.
Hubo quienes se rebelaron ante el acuerdo. Así, Emiliano Alvarez Raso «amagó» con presentarse. «Nano» y Nacho Torres fueron figuras muy visibles de la campaña de Menna. Sin embargo, el comodorense, que es el director político de la Secretaría General de la Presidencia, se bajó porque olió que la Casa Rosada lo bajaba de un plumazo.
Con los radicales revolucionados fue imposible mantener el acuerdo, y apareció la lista encabezada por Eduardo Conde, que recibirá el apoyo explícito del cimadevillismo.
Para muestra basta un botón. La UCR logró mantener Esquel luego de unas PASO muy malas. Gran mérito del intendente Ongarato. Pero su secretario de Hacienda Matías Tacceta será candidato en la lista de Torres, mientras que el presidente del comité departamental Néstor González, irá en la nómina de Conde. En Rawson, a Damián Biss le «plantaron» enfrente un candidato del PRO, cuando antes había acuerdo. Los radicales que vengan en el futuro deberán caminar sobre escombros.
Lo que pasa en la UCR es también un papelón. Desde haber desperdiciado la oportunidad de hacer una elección aunque fuese buena en abril y junio para cargos provinciales, hasta el penoso cierre de listas nacionales. El partido que tuvo gobiernos exitosos desde 1983 está hecho jirones, producto del egoísmo y la impericia política de la mayoría de los dirigentes.
Habrá que esperar por otra generación radical. La que hoy conduce y ocupa los cargos, está perdida, cocinando acuerdos, traiciones y cierres entre gallos y medianoche.
Sólo los puede salvar que el peronismo local le saque el cuerpo a la boleta del camporista Igón, y así puedan meter un diputado nacional. Ello no resolverá el problema de fondo: los dirigentes radicales de Chubut, en buena parte, siguen apostando a las «internitas» y al negocio de ser oposición. No hay otra explicación posible.