Camino «Centenario”: a qué se debe la elevación de la calzada y por qué ‘no conviene’ nivelarla

Uno de los caminos más elegidos para transitar de zona sur a zona norte sin pasar por el centro, presenta dos ‘escalones’ que cada mes parece cobrar mayor altura. El proceso natural que lo genera…

lunes 01/08/2022 - 21:52
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Uno de los caminos más elegidos para transitar de zona sur a zona norte sin pasar por el centro, presenta dos ‘escalones’ que cada mes parece cobrar mayor altura. El proceso natural que lo genera y las soluciones que no fueron.

El camino ‘Centenario’ es una de las arterias más frecuentadas de Comodoro. Une al barrio Pietrobelli con el inicio del Km3 y todos los días cientos de conductores lo eligen para ir de zona sur a zona norte sin necesidad de pasar por el centro, descomprimiendo el tránsito en horas pico.

Al circular por el sector, se aprecian dos evidentes elevaciones en el terreno que obligan a bajar la velocidad al mínimo para atravesar el tramo sin dañar el vehículo. Ni los de mayor porte pueden hacerlo sin tomar todas las precauciones.

Los desniveles sobre la calzada del Centenario tienen un origen natural que se puede apreciar si se levanta la mirada hacia el Cerro Viteau.

El deslizamiento en la cara sur del Cerro Viteau tiene al menos 20 años desde su activación.

Se trata de un deslizamiento de terreno de aproximadamente 140mts de ancho, cuyo origen data de décadas atrás y su actividad genera que el suelo se eleve y atraviese la cinta asfáltica, generando los dos ‘escalones’. El desnivel de aproximadamente 30cm comprende un tramo de 136mts.

“Tenemos unos materiales de origen sedimentario que si bien tienen una resistencia, cuando combinás la pendiente del cerro con la calidad de la roca, entre otros factores, hace que muchas veces se generen estos fenómenos de deslizamiento que observamos en muchos lugares de la ciudad”, describió puntualmente el subsecretario de Ambiente de la Municipalidad, Daniel González.

Lo particular del deslizamiento del camino Centenario es que se trata de uno rotacional. “La base es circular. Si bien la parte alta o ladera del cerro se desliza hacia abajo, en el frente del deslizamiento el terreno se levanta, y ahí es donde está ubicado el camino”, detalló el geólogo especialista, en diálogo con EL COMODORENSE.

“Las mismas vibraciones de los vehículos lo activan. En invierno el agua que lubrica el plano lo activa”, grafica González.

Daniel González también es profesor en la carrera Geología que se dicta en la UNPSJB. Desde su lugar sostiene que deben hacerse estudios geológicos a menor escala para conocer en detalle el suelo comodorense y mejorar el planeamiento de la ciudad.

Se trata de “un equilibrio de fuerzas”, lo que deja sin muchas posibilidades de solucionarlo sin invertir una inmensa cantidad de recursos. “Antiguamente lo que se hacía era que cuando se levantaba la ruta se quitaba material. Pero por eso se desequilibraba y se volvía a mover”, recuerda.

El tiempo le da la razón a González: a lo largo de la última década, el camino Centenario fue “reparado” en al menos tres ocasiones, y otras tantas fue reacondicionado, pero siempre volvió a elevarse.

Lo cierto es que cuando se repara la calzada, nivelándola con el resto de la traza vial, se quita peso al deslizamiento en su parte baja, por lo cual el movimiento natural tiende a equilibrarse generando nuevamente el ascenso del terreno en el sector afectado. Por este motivo “hoy ya no se quita material, lo que se hace es suavizarlo para que el resalto que se produce no se desequilibre. Es un proceso activo”.

Los conductores reducen la velocidad al mínimo para evitar daños en el vehículo. Muchos eligen pasar por la banquina para evitar el desnivel.

González acota que una posible intervención sería quitarle peso de la zona alta, aunque “es un movimiento muy importante y habría que sacar mil metros cúbicos”. A modo de orientación, esta cantidad equivale a la descarga de cien camiones que trasladen 10m³ de tierra cada uno. Además, esta estrategia no estaría exenta de riesgos: “Quizás ese movimiento podría disparar deslizamientos en los laterales”.

Otra posibilidad sería generar otra obra para sujetar el suelo que se desplaza. “Pero sería carísimo”, analiza. Por tanto, “hoy con que lo sigamos monitoreando y adaptándonos a los pequeños movimientos que se generan, sería lo ideal”, opina el geólogo especialista.

El deslizamiento de terreno visto desde el camino Centenario.

Si bien el deslizamiento “se mueve con una velocidad milimétrica”, se hace evidente con el paso del tiempo y genera el malestar de los conductores que, sin conocer en profundidad el origen, reclaman que se nivele el terreno para hacerlo transitable nuevamente.

“Va a llegar un momento en que va a encontrar un equilibrio y va a dejar de moverse”, confía González, que insiste en que en base a estas experiencias “hay que reconocer los sitios con deslizamiento o riesgo” y por eso “las áreas de planeamiento urbano actuales tienen que evitar autorizar que la gente se traslade en estos lugares”.

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