Callejero Fino: Los shows solidarios en la cuadra de su casa, cómo surgió la frase “hagan caso” y por qué no mira fútbol

Simón Natanael Alvarenga, conocido artísticamente como Callejero Fino, es un reconocido rapero argentino. Su carrera comenzó con el freestyle en las plazas del Gran Buenos Aires. En 2016, pasó cinco meses detenido por robo, lo que marcó un punto de inflexión en su vida.

viernes 27/09/2024 - 11:29
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Simón Natanael Alvarenga, conocido artísticamente como Callejero Fino, es un reconocido rapero argentino. Inicialmente aspiraba a ser futbolista y jugó en las divisiones inferiores de Boca Juniors, pero a los 15 años dejó el deporte para dedicarse a la música.

Su carrera comenzó con el freestyle en las plazas del Gran Buenos Aires. En 2016, pasó cinco meses detenido por robo, lo que marcó un punto de inflexión en su vida. Su éxito musical llegó en 2021 con la canción Pa tra RKT, que rápidamente ganó popularidad y acumuló millones de reproducciones en las principales plataformas.

Callejero Fino se consolidó como una figura influyente en la escena del RKT, reguetón y trap latino, colaborando con artistas como L-Gante, Emilia Mernes y Rei, entre otros. En 2022 realizó un show en el Luna Park y en 2023 lanzó su álbum debut Hagan ca$o.

Su sencillo En la intimidad, junto a Emilia, alcanzó el número uno en varios rankings musicales y se convirtió en un éxito. Ese mismo año, llenó el Movistar Arena en un concierto sold-out y comenzó una gira por Latinoamérica. En 2024, retomó su actividad musical en abril presentando el sencillo Suelta, que fue tendencia en YouTube y Spotify -segun publica Infobae-.

Recientemente, estrenó su nuevo tema Drinking and smoke. “Soy muy agradecido con toda la gente que me va conociendo a medida que va pasando el tiempo, con los que me comentan las fotos, le dan play a las canciones y me etiquetan. Para mí sigue siendo loco que me pidan fotos en la calle”, confesó el cantante en diálogo con el Pollo Álvarez.

Pollo: — ¿Qué es el 723?

Callejero: — El 723 es la dirección de mi casa, donde vivía antes en Pilar.

Pollo: — ¿Por qué es tan fuerte el número para vos?

Callejero: — Porque cuando yo estaba con arresto domiciliario en mi casa y no podía salir, se hacían cosas en mi barrio para ayudar, pero como yo no podía salir e ir a otros lugares, entonces empecé a hacer juntadas callejeras, así le puse de nombre, y decía: “El sábado tal se va a ser una juntada callejera a beneficio de los comedores, merenderos, iglesias, el que pueda ayudar, traiga un alimento no perecedero, ropa mochila, cubiertos, tenedores, vasos, lo que se te ocurra, todo ayuda”, lo publicaba en Facebook y daba esa dirección.

Pollo: — Vos podías ayudar solo desde adentro con la difusión y todo sucedía afuera.

Callejero: — Claro. Todos venían a mi casa, ayudaban y después mi vieja y mi mujer juntaban las cosas y las llevaban a los diferentes lugares. Esa era nuestra manera de ayudar y yo de paso cantaba un par de temas. La gente venía a escuchar y traía algo. Llegó un momento que se llenaba toda la cuadra de mi casa, todo el barrio lleno de gente. No paraba de venir gente, autos con música, motos. Ya era una locura. Después pedí un permiso a la jueza para poder salir en cierto horario a la puerta de mi casa y hasta la esquina. Preparaba un escenario con la ayuda de la gente de mi barrio y se montaba el espectáculo.

Pollo: — ¿Sabés que para unos cuantos pibes son un ejemplo?

Callejero: — No sé si soy un ejemplo. Yo creo que sí puedo ayudar a un montón de gente que quizás no sabe qué hacer de su vida o que están pasando una situación media mala y quizás dicen: “Si este se sube y canta lo que canta, yo también puedo hacer lo mismo” (risas).

Pollo: — Yo creo que sí, pero vos la ves.

Callejero: — Es que sí. La idea es que hagan eso en vez de andar choreando o en cualquiera. Hoy todos tienen facilidad para hacerlo. Todos tienen un amigo que produce, un amigo que filma o que es manager. Cuando yo arranqué no era todo tan así. Hoy subís tiktoks y si ves que de los cinco que subiste, uno tiene más reproducciones, vas por ahí.

Pollo: — Así como De Paul tiene su frase “Respeten los rangos”, a vos te identifican por “Hagan caso”. ¿De dónde nace?

Callejero: — Tengo una manera particular de componer. Capaz que estoy durmiendo y se me ocurre una melodía, me despierto medio minuto, lo grabo en el celular y después hago la canción. Un día estaba durmiendo y en el sueño decía eso: “Hagan caso pa’ las rochas besos y pa’ los giles rafagazo”. Yo soñaba que lo repetía constantemente en un estudio de grabación. Había estado grabando toda la noche anterior, al otro día me levanto y estaba toda mi familia almorzando. Les dije: “Préstenme atención porque esto es lo que van a escuchar todo el año”. Ellos me miraban sin entender nada y dije: Hagan caso pa’ las rochas besos y pa’ los giles rafagazo”.

Pollo: — ¿De la nada? ¿Te levantaste y les dijiste eso?

Callejero: — Sí y después me acosté a dormir de nuevo (risas). Cuando me desperté más tarde, como soy medio sonámbulo, mi “jermu” me dice: “Ayer dijiste esto. No sé si lo querés poner en una canción”. Ahí arranqué el tema siguiente con eso y quedó.

Pollo: — Y fue un hitazo…

Callejero: — Sí, después de esta canción es que vino todo esto que me está pasando hoy.

El fútbol y su papá

Pollo: — Tenés tres colaboraciones que mencionan a la Selección. Cuando ves a los jugadores subis stories con tus canciones o los ves bailar tus temas, ¿qué sentís?

Callejero: — A mí me pone re loco. Son personas que mirás por la tele, que idolatras, es como acompañarlos y decirles: “Dale, amigo”. Que te suban algo así, te pone loco.

Pollo: — ¿Sos futbolero?

Callejero: — Era, pero no miré nunca más fútbol.

Pollo: — ¿Por qué? ¿Te gustaba antes y te dejó de gustar?

Callejero: — A mí me gustaba mucho el fútbol, pero después que falleció mi papá nunca más miré fútbol y dejé de jugar al fútbol por muchos años.

Pollo: — ¿Por qué?

Callejero: — Me sentía mal. Yo estaba muy ligado al fútbol con mi papá.

Pollo: — ¿Veían partidos? ¿Iban a la cancha?

Callejero: — Sí, todo. Él me acompañaba a entrenar, estaba todos los días conmigo en eso y cuando falleció decidí no mirar más fútbol, no jugar más, no saber más nada del fútbol.

Pollo: — ¿Sentís que a tu viejo hoy en día le gustaría que vayas a la cancha?

Callejero: — A mí me gustaría ir a la cancha, por ejemplo, con mi hijo. Es algo que todavía no pude hacer.

Pollo: — ¿Por esto mismo?

Callejero: — Sí, me gustaría decirle a mi hijo: “Con mi viejo íbamos a la cancha de Boca”. “¿Querés que vayamos a la cancha?”, le preguntaría como mi viejo me preguntó a mí la primera vez. Es algo único que se va a acordar para siempre. Me gustaría llevarlo a la cancha de Boca.

Pollo: — ¿Hace cuánto falleció tu viejo?

Callejero: — Hace 13 años.

Pollo: — Y todavía lo extrañás bastante.

Callejero: — Sí. Hay veces que me pongo medio triste. Pasa es que la costumbre de tener a alguien tan cerca que es un buen tipo, es laburador, que te enseña un montón de valores, que habrá estado bien y mal en un montón de aspectos de su vida, pero conmigo siempre fue un tipazo. Me costó un montón. Ahora los miércoles y los sábados me junto a jugar, estoy más ducho.

Dinero

Callejero Fino experimentó un notable ascenso en su carrera musical en poco tiempo y eso llegó acompañado de un creciente éxito financiero. Su popularidad no solo le ha dado reconocimiento sino también la oportunidad de transformar su vida, dejando atrás momentos difíciles. ¿Cómo se administra?

Pollo: — ¿Sos de gastar la guita o cuidarla?

Callejero: — No, mi familia y yo somos más de cuidarla que gastarla.

Pollo: — Cuando vemos a artistas desde afuera da la sensación de que son todos millonarios. ¿No es tan así?

Callejero: — No. He visto mucha cantidad de plata toda junta. Sería un mentiroso si te digo que no. Me va bien.

Pollo: — Si yo te diera un millón de dólares, ¿qué harías? ¿Qué te comprarías?

Callejero: — No me lo patinaría ni a palos. Agarraría la cuenta más segura que haya acá en el país y se lo depositaría toda a mi hijo para que el día de mañana esté más tranquilo.

Pollo: — ¿Un palo entero para tu hijo?

Callejero: — Sí, toda.

Pollo: — ¿Con limitaciones o para que la gaste en lo que quiera? ¿No te da miedo que la queme?

Callejero: — No, yo le voy a enseñar. Él va a saber qué hacer con la plata porque en mi familia no somos de comprarnos cosas y gastarla como si nada en autos, viajes, ropa. A mí me gusta, pero todo lo que me ves es para los shows.

Pollo: — Pero, por ejemplo, te toca ir a hacer un show a Miami. ¿Vas a un shopping y te la quemás?

Callejero: — No, no. Lo que sí haría es ir a alguna marca cara y le traería algo a mi abuela. Que la abuela salga por el barrio con un tapado piola (risas).

Pollo: — ¿Cuántos son en la familia?

Callejero: — Cuando nos juntamos todos somos muchos.

Pollo: — ¿Vos ayudas a todos o hacés lo que podés?

Callejero: — Cada uno se hace valer por sí mismo. Si yo veo que algún familiar mío está mal, obviamente estoy ahí para lo que necesite. Pero tampoco soy un mago.

Pollo: — ¿Estás en pareja?

Callejero: — Sí, hace 10 años.

Pollo: — ¿Casado?

Callejero: — No, nos estamos por casar. Estamos viendo, lo estamos planeando. Cuando vaya a suceder se va a enterar todo el mundo (risas).

Pollo: — ¿Y quién va a tocar?

Callejero: — El día que me case quiero que toque Pablito Lescano.

Pollo: — Es caro Pablo, ¿no?

Callejero: — Yo con Pablito tengo la mejor. Le estoy muy agradecido por ser él. Yo le pregunto cuánto me cobra y lo que me cobre no voy a tener drama en pagárselo.

Pollo: — Conociéndolo no te va a querer cobrar…

Callejero: — Pablito no me va a querer cobrar y yo le voy a querer pagar (risas). Pero lo importante es que algo tan importante para mi mujer y para mí se pueda lograr. Shows de Pablito he visto de pibe un montón, sé de memoria todos sus temas.

Pollo: — ¿Qué soñás para los próximos años?

Callejero: — Me gustaría llenar un estadio.

Pollo: — ¿Cuál?

Callejero: — Me gustaría el de Boca, porque yo soy de Boca, pero el que sea. Eso sería un re logro para mí.

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