Hubo cantos a favor de Rossi, que salvó el partido. El Xeneize no pudo superar a un alicaído Rosario Central y se hunde en la tabla.
Y un día, La Bombonera habló: «Movete Boca, movete. Movete dejá de joder…» se escuchó de las cuatro esquinas de la cancha en medio del toqueteo intrascendente del equipo.
Es que Boca volvió a decepcionar, esta vez con un frío empate 0 a 0 que pudo haber perdido pero Rossi evitó la caída de su arco atajando un penal, y también lo pudo haber ganado pero Pol Fernández pateó tibiamente su remate desde el punto penal y malogró lo que hubiera sido la ventaja para el Xeneize, que no le sobra nada.
El equipo de Ibarra llegaba tras empatar en cero en cancha de Racing, con un lío monumental en el vestuario con piñas incluidas y la decisión de Riquelme de separar a los protagonistas, Zambrano y Benedetto.
Nuevamente faltó el juego, faltaron las llegadas, la creatividad, el empuje, el orgullo… a Boca hace rato que no le alcanza ni para llegar con peligro al arco rival, y se hunde en la tabla de posiciones.
Tenía la oportunidad de, al menos, alcanzar a River adentro del top 10 del campeonato, pero no pudo siquiera quebrar la resistencia del alicaído Rosario Central de Carlos Tévez, que planteó un partido inteligente en su vuelta a La Bombonera esta vez como DT.
Apenas hubo llegadas en el encuentro, y las más serias fueron los penales. El primero fue para Rosario Central por una mano de Advíncula en el área tras dos rebotes y en una posición natural de su cuerpo. A priori no debió ser sancionada, pero el juez no pensó lo mismo al observar las imágenes en el VAR.
De igual modo estaba Rossi en el arco, que nuevamente lució sus pergaminos para ser el titular de Boca y últimamente lo único rescatable del equipo. El hincha se lo hizo saber a la dirigencia con su cantito «Rossi es de Boca, de Boca no se va…».
Sobre el final del primer tiempo una falta grosera a Villa en la entrada del área no fue cobrada por Echavarría, pero el VAR intervendría nuevamente para mostrarle el punto de contacto, y cobró la pena máxima.
El penal fue desperdiciado por Pol Fernández de pésimo partido, que se quiso hacer cargo del penal para poner al equipo en ventaja pero se lo sirvió a Servio para que se redima de su penal errado.
El segundo tiempo no hubo reacción de ninguno de los dos, apenas un tiro en el travesaño de Villa y toques intrascendentes en mitad de cancha. Y en un momento dado, el hincha habló otra vez: «Movete Boca, movete…», gritaron desde la tribuna, aunque en un corto lapso de tiempo.
Boca sigue dejando puntos en el camino y si no fuera por la irregularidad de los equipos en general, ya estaría casi sin chances de campeonar. Quedan 12 fechas y está a 9 puntos de Atlético Tucumán, pero arriba suyo tiene otros 12 equipos.
La desesperación del hincha nace desde la nula respuesta por parte de los jugadores, que en cancha se ven perdidos. Claro, en el banco tampoco hay mucho, está el interino Ibarra que da sus primeros pasos como DT de primera en Boca. Desde el palco, Riquelme miró atentamente su obra: un equipo sin DT, sin referentes, sin juego, ni resultados a la altura de uno de los clubes más grandes de Argentina.