
Durante años, Panchito fue uno más entre tantos callejeritos invisibles, vagando por las calles, enfrentando el viento, el frío y la lluvia, sin que nadie reparara en él. Pero su suerte cambió hace unos meses, cuando conoció algo que nunca había tenido: una camita, comida diaria y amor.
Gracias a la generosidad de Vanesa Medina y el cuidado profesional de la doctora Natalia, Panchito recibió atención veterinaria, cariño y la oportunidad de descansar como se merece. Hoy, a pesar de su edad avanzada, Panchito solo busca lo más simple y valioso: una familia que lo acompañe en el último tramo de su vida.
Tiene un tumor en la próstata, y por su edad no se recomienda operarlo. Necesita tranquilidad, afecto y un espacio calentito donde pasar sus días. El tránsito que lo cuida ahora está llegando a su fin, por lo que urge encontrarle un hogar permanente.
Si tenés un lugar en tu casa y en tu corazón para este abuelito de cuatro patas, comunicate al 2975942047.