El Gobierno buscará que los bancos, especialmente los privados, se sumen a la cruzada máxima anunciada el jueves pasado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) de secar el mercado financiero de pesos para evitar la demanda de dólares y bajar la presión inflacionaria. Mientas la entidad que dirige Guido Sandleris continuará desde hoy (y por mucho tiempo) la política de tasas de Leliq todo lo altas que deba convalidar ante el mercado; en el oficialismo se reconoce que se necesita que desde las entidades financieras hagan su aporte.
En el Ejecutivo se afirma que un spread de 20 puntos porcentuales entre el nivel de Leliq y los plazos fijos que se pagan a los ahorristas es incompatible con el sostenimiento a largo plazo del plan oficial para llegar a las elecciones de octubre con un dólar medianamente estable y una inflación lo más baja posible. Aunque los bancos ya comenzaron a aumentar el viernes los intereses que le pagan al público, para los analistas oficiales este incremento tiene gusto a poco, y les demandan una mayor velocidad de reacción a las entidades para que en el futuro éstas puedan subir o bajar al mismo ritmo que las Leliq. Según el porcentaje ideal que tiene en mente la conducción económica, un spread razonable entre Leliq y plazo fijo no debería exceder un 15%. En ese mundo ideal, los bancos les deberían ofrecer desde hoy a sus clientes un interés de entre 45% y 49%. Al viernes, los más generosos ofrecían en el mercado minorista un 41%.
Según la visión del Gobierno, si los bancos no acompañan la política de secado de pesos de la plaza local, la mitad de la estrategia no tendrá sentido. Los particulares (público y empresas) deberían tener (siempre según la visión oficial) la misma sensación de necesidad y conveniencia de mantenerse en pesos por los altos intereses de la coyuntura actual antes de verse tentados en demandar dólares ante los precios algo bajos que ya comienzan a percibirse luego de la baja de la divisa de las últimas jornadas. El viernes, una vez consolidadas las novedades monetarias que en sintonía anunciaron Sandleris con el Ministerio de Hacienda, el dólar cerró a 41,13 pesos, con un baja de 1,51% y un cambio de clima con lo que se venía observando hasta el miércoles –según publica Ámbito-.
Lo que quedó para el olvido, al menos hasta nuevo aviso, fue la inquietud oficial por la falta de créditos de los bancos para el mercado productivo argentino. Eran tiempos en los que las tasas de las Leliq se ubicaban en el 44%, y el Gobierno se enojaba por la falta de contracción en los intereses que las entidades financieras cobraban a las empresas de primera, segunda y tercera línea. En aquellos días de febrero, las quejas eran similares a las de ahora por la falta de velocidad en la suba de las tasas de los plazos fijos. Sólo cambió el objeto de las quejas.
Mientras el Gobierno mirará desde hoy lo que hagan los bancos privados, el otro objetivo oficial será continuar con la política de ajuste monetario extremo sobre la circulación de pesos y sostener la contracción del dólar. Suponen en el oficialismo que el dólar volverá a navegar en el sector inferior de la zona de no intervención, más cerca del piso que del techo. No se descarta incluso que en alguna jornada (quizá cercana en el tiempo) el BCRA deba activar su política de compra de dólares para sostener la depreciación de la divisa en los términos negociados con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo que dirige Christine Lagarde, por ahora, continuará ejerciendo el rol de observador crítico de la política cambiaria, pero sin reclamar modificaciones. Las negociaciones de la semana pasada en Washington trajeron buenos resultados, y se logró que el FMI avalara la futura subasta de dólares de u$s60 millones desde abril, y que discutiera a futuro la alternativa de utilizar al menos parte de los créditos del stand by para estabilizar la política cambiaria.
Sobre las críticas que se le hacen al BCRA ante el valor algo retrasado que pueda tener el dólar en estos tiempos, el propio Sandleris mencionó que el tipo de cambio actual se encuentra en un valor 60% más alto que el que aplicó la dupla Alfonso Prat Gay-Federico Sturzenegger en diciembre de 2015 luego de la salida del cepo.