Brasil superó este miércoles las 300.000 muertes por la pandemia de COVID-19 desde que registró su primer caso, hace casi trece meses, el 26 de Febrero de 2020.
En su informe del día –según publica Infobae– las autoridades sanitarias informaron 89.414 nuevos contagios -más de 12 millones en total- y 1.999 nuevas muertes -que suman 300.675-.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, bajo presión por el agravamiento de la pandemia, anunció el miércoles la creación de un comité de crisis, esbozando un cambio de rumbo ante una tragedia que con frecuencia buscó minimizar.
Mientras que el país necesitó de casi once meses para sumar las 200.000 primeras muertes, las otras 100.000 fueron contabilizadas en solo dos meses y medio.
El registro de las 300.000 muertes se produjo un día después de que el país contabilizara 3.251 defunciones el martes, hasta ahora el mayor número en un día desde el comienzo de la pandemia.
El récord del martes, muy por encima de los 2.841 decesos registrados el martes de la semana pasada, que era hasta ahora el mayor, elevó el promedio de fallecidos en la última semana hasta 2.436 diarios, igualmente el mayor desde el comienzo de la pandemia.
El promedio de contagios en la última semana también fue récord el martes, con 76.545 casos diarios, lo que elevó el total de infectados a casi 12,2 millones.
Estas cifras convierten a Brasil en el país con más fallecidos y contagios de COVID en la última semana y en el segundo con más víctimas y casos de la enfermedad en el mundo desde el comienzo de la pandemia, superado solo por Estados Unidos.
El agravamiento de la situación confirmó que Brasil enfrenta una segunda ola de la covid mucho más virulenta y letal que la primera, en parte causada por la circulación en el país de nuevas variantes del virus, entre ellas la brasileña.
El aumento de los contagios y las muertes tiene a gran parte de Brasil al borde de un colapso hospitalario, ya que en 25 de los 27 estados del país la tasa de ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) supera el 80%, y provocó una preocupante escasez de las medicinas necesarias para entubar a los pacientes y del oxígeno para los mismos.
La crítica situación de los hospitales ha obligado a las autoridades de diferentes municipios y regiones del país a adoptar estrictas medidas de restricción de la movilidad para intentar contener el avance del virus y reducir la presión sobre el sistema sanitario.
Algunos de los estados más poblados de Brasil, como Sao Paulo y Río de Janeiro, adoptaron severas medidas para frenar los contagios y decretaron un festivo que se extenderá por toda la próxima semana, en la que estará prohibido el funcionamiento de todas las actividades, con excepción de las esenciales.
Pese a la situación y al anuncio del comité de crisis, Bolsonaro sigue negando la gravedad de la pandemia, asegura que el país es un ejemplo en el manejo de la misma y llegó a acudir a la Corte Suprema para intentar limitar el poder de los mandatarios regionales para imponer restricciones.