Tras un extenso y agotador proceso electoral, que sumió al país en la incertidumbre política y económica, los candidatos presidenciales Sergio Massa y Javier Milei se enfrentarán este domingo en un balotaje del que surgirá el próximo presidente argentino.
La decisión estará en manos de un electorado dividido en tercios: uno apoya al candidato oficialista, otro alimenta las chances del postulante opositor y el tercero, compuesto por votantes que eligieron antes otras opciones, es el que definirá la elección. Dentro de este segmento, el comportamiento de un grupo de indecisos que decidirá a último momento tendrá influencia directa en el resultado de la compulsa.
De acuerdo a los encuestadores consultados por LA NACION, que siguieron midiendo las preferencias del electorado aunque no publicaron los números a raíz de la veda, los indecisos se ubican entre el 5% y el 7% del electorado, lo que los convierte en determinantes para el resultado de una segunda vuelta que se presenta reñida, aunque con una leve ventaja en favor de Milei, en buena medida por el apoyo decidido que le otorgó Patricia Bullrich, la candidata de Juntos por el Cambio que quedó tercera en las elecciones generales.
Massa, por su parte, mantiene un piso de adherentes menos volátil que el del libertario y viene de protagonizar una victoria el 22 de octubre.
La elección de este domingo presenta un condimento preocupante: el clima enrarecido que provocó en las últimas dos semanas la denuncia de los libertarios sobre un presunto fraude del aparato peronista. Sin embargo, los apoderados de LLA no ratificaron esas acusaciones -surgidas en las redes sociales- ante la Justicia, que intervino a través de la Cámara Nacional Electoral y de un fiscal que los interrogó sin obtener precisiones ni elementos probatorios. Ambas fuerzas ajustaron en las últimas horas un esquema de fiscalización -que se pondrá a prueba- con más de 100.000 fiscales por cada espacio en todo el país.
Según los especialistas, los votantes tienen ante sí una serie de “clivajes” para tomar la decisión: el más evidente es el cambio versus la continuidad, pero también pesan las dicotomías estado-mercado y kirchnerismo-antikirchnerismo (con eje en el disvalor de la corrupción). Además, jugará un papel la evaluación que los electores hagan de la personalidad de los candidatos y en ese punto adquiere importancia la consideración del “mal menor” para la Argentina. De hecho, los últimos sondeos reflejan una caída del voto en blanco y un aumento de los indecisos, que finalmente se transformarían en votos válidos afirmativos.