Avianca Holdings, la aerolínea colombiana, presentó su plan de negocios para 2019. Utilizó un rodeo elegante para referirse al ajuste que prevé aplicar este año, justo en ocasión de cumplir 100 años desde su fundación. Dijo que cambiará su estrategia desarrollada hasta ahora basada en el crecimiento y la expansión para enfocarse en aumentar su rentabilidad y mejorar la eficiencia de sus operaciones. En este contexto, anunció la eliminación de rutas en Perú, recorte de inversiones y emisión de nueva deuda. Además, tomó distancia de Avianca Argentina, la compañía que opera localmente y que pidió el procedimiento preventivo de crisis ante el Ministerio de Producción y Trabajo.
Hernán Rincón, CEO y Presidente Ejecutivo de Avianca Holdings, presentó el viernes en Bogotá los resultados de Avianca en 2018, año al que llamó “de transición”. Destacó que el año pasado tuvo que enfrentar un fuerte aumento de costos por un paro de pilotos a finales de 2017 que impactó en los meses posteriores y también por la inestabilidad en los valores del petróleo que incidieron en el costo del combustible.
Según los números puros, en 2018 Avianca Holdings registró gastos operativos por u$s4.658,7 millones y una utilidad de u$s232,1 millones. Esto encendió luces de alerta ya que en 2017 los gastos habían sido de u$s4.148 millones, y las utilidades habían llegado a u$s293,6 millones –según publica Ámbito-.
“Esto en conjunto nos llevó a repensar el rumbo de la aerolínea en los próximos años y a enfocarnos en un plan diferente: rentabilidad, solidez, y mejorar niveles de liquidez”, explicó el CTO de Avianca.
También confirmó que planea reducir la cantidad de aviones y suspender la incorporación de nuevas aeronaves. “Tendremos entre 150 y 160 aviones a finales de 2019. No queremos afectar mercados, entonces ese número depende de un estudio exhaustivo”, se escudó Grajales.
En esa línea de trabajo confirmó que se reducirá el volumen de pedidos de aviones, básicamente los modelos Neo de Airbus, lo que les permitiría ahorrar inversiones previstas por u$s2.600 millones. Hasta ahora, de 133 aviones que la compañía tenía previsto traer, solo recibió 33. Y las restantes serán canceladas en su totalidad o, al menos, en su gran mayoría.
También completará la venta de activos no estratégicos y saldrá al mercado internacional a colocar deuda para refinanciar otros pasivos
Avianca enfrenta el mismo panorama complicado que todas las aerolíneas de la región: aumento de la competencia de bajo costo, aumento en el precio del combustible, caída de la demanda en países clave como Argentina y Brasil y encarecimiento del dólar por la devaluación de las monedas locales.
Esta es la misma receta que puso contra la cuerdas la operación de Avian, la versión low cost de Avianca que opera en la Argentina desde fines de 2017 volando a Mar del Plata y Rosario como destinos principales de su puñado de rutas de cabotaje. La compañía hace dos semanas pidió el procedimiento de crisis para achicar sus operaciones en el país y desprenderse de parte de su personal en base al mismo diagnóstico macroeconómico. Se estima que esta semana habría una respuesta por parte del Ministerio de Producción que encabeza Dante Sica.
Buscando despegar del derrumbe de Avian, y pasando por alto su propia situación, Avianca Holdings comunicó que la versión argentina “es una compañía totalmente independiente de Avianca Holdings, por lo tanto, su situación legal, financiera y operacional es ajena a Avianca Holdings y a sus subsidiarias”. Y aclaró que sólo le autoriza el uso comercial del nombre Avianca.
Si bien es cierto que Avianca Holdings no es dueña de Avian, los vínculos societarios indirectos existen. Avian de Argentina se armó en base a las rutas que tenía asignadas Macair (una línea aérea que perteneció a la familia de Mauricio Macri), que fueron compradas por Avianca Brasil. Esta última, con problemas también en el país vecino donde pidió la protección de la ley de quiebras en diciembre de 2018, tiene a su vez acciones dentro del holding aéreo colombiano. Y ahora todas están hermanadas por el momento crítico que atraviesa el negocio aerocomercial en la región.