El nuevo gobierno de Afganistán detuvo a Taqi Daryabi y Nematullah Naqdi mientras cubrían una manifestación; “Tenés suerte de que no te hayamos decapitado”, le dijeron a uno de ellos
Taqi Daryabi y Nematullah Naqdi fueron detenidos por los talibanes el miércoles mientras cubrían una manifestación para el medio en el que trabajan, en Kabul. Los periodistas fueron demorados por cuatro horas y agredidos física y verbalmente por los miembros del nuevo Gobierno extremista.
De regreso a la oficina, los dos jóvenes afganos, altos, delgados y con espeso pelo negro gimen de dolor y acceden a quitarse la ropa. Primero, las camisas, empapadas de sudor; después, los pantalones. Los presentes en la sala de redacción no pueden contener la exclamación de disgusto.
Sus cuerpos, golpeados, tienen hematomas tan grandes que abarcan toda la parte baja de la espalda, en uno de ellos, y el hombro completo, en otro. Ambos tienen los muslos también repletos de heridas y más moretones.
Los reporteros trabajan en Etilaat Roz (“El día de la información”), uno de los principales diarios afganos. Taqi Daryabi, fotógrafo de 22 años, y Nematullah Naqdi, camarógrafo de 28 años, acudieron el miércoles por la mañana a cubrir una manifestación ante una comisaría de Kabul.
Los combatientes talibanes, que patrullan la ciudad desde la toma de control de la capital a mediados de agosto, se echaron encima de Nematullah en cuanto comenzó a grabar.
“Me dijeron que estaba totalmente prohibido filmar. Detenían a todos los que grababan, tomaban los teléfonos”, narra el periodista a la agencia AFP.
La manifestación acababa de comenzar. Solo algunas decenas de mujeres estaban presentes para defender su derecho a trabajar y estudiar, una de las reivindicaciones principales de las protestas antitalibanes que se celebraron en los últimos días en varias ciudades del país.
“Creí que me mataban”
Las fuerzas protectoras del nuevo gobierno talibán intentaron arrebatar la cámara de Nematullah, pero él logró escapar y dársela discretamente a una manifestante. Al instante, sin embargo, fue perseguido y capturado. Dentro de la comisaría, según cuenta, “los talibanes comenzaron a insultarme, a golpearme, darme patadas”, recuerda.
Después, lo metieron en una habitación vacía y continuaron. “Eran cuatro o cinco”, cuenta. “Me ataron las manos a la espalda, me tiraron al suelo y me golpearon con palos, cables y tubos. Con todo lo que podían encontrar”, describe.
“Gritaba, no paraba de decir que era periodista, pero no les importaba. Les daba igual. Me dieron patadas en la cabeza, me destrozaron la espalda… Duró unos 10 o 15 minutos. Creí que me mataban”, detalla Nematullah.
El joven afgano fue finalmente llevado a una celda donde se encontraban detenidas otras 15 personas, junto a ellas, Taqi, golpeado de igual manera y en estado de shock, con la cabeza ensangrentada, quien una vez recuperado, cuenta:“Estábamos tumbados en el suelo, me dolía tanto todo que no podía moverme”.
Los periodistas lograron liberarse de las fuerzas del régimen islamita cuatro horas después, a primera hora de la tarde. Los talibanes les dieron sus teléfonos y los echaron fuera, insultándolos.
Repudio al periodismo
Según relatan Taqi y Nematullah, los talibanes no ocultaron que detestan a los periodistas. “Para ellos, somos enemigos”, aseguran.
“Tras habernos golpeado, nos dijeron: ‘¿Entendieron qué pasa cuando filman?’”, cuenta Nematullah.
A Taqi, que preguntó por qué los golpeaban, un talibán le respondió: “Tenés suerte de que no te hayamos decapitado”.
El gobierno talibán no hizo comentarios respecto de lo sucedido, pese a ser interrogado por la agencia AFP.
El miércoles por la noche, los dirigentes afganos endurecieron su censura y anunciaron la prohibición de las manifestaciones “hasta nueva orden”, tras haber pedido a los medios que no las cubrieran ni publicaran nada sobre las protestas.
“El discurso oficial no tiene nada que ver con la realidad que vemos en las calles”, dijo el director de Etilaat Roz, Zaki Daryabi, y pidió a todos los medios que se unan para denunciar las violencias cometidas contra sus dos periodistas y otros de otros medios.
¿Los talibanes pueden cambiar? Taqi hace una mueca de disgusto, antes de contestar, y muestra el moretón que le cubre la espalda: “La respuesta basta con mirar esto”, dice.