Es el cuñado de uno de los detenidos por el crimen de Federico Rivero. Está internado en grave estado en el hospital Eva Perón.
«Lo golpearon, lo insultaron y directamente lo prendieron fuego». Así describió un testigo el violento episodio en el que durante poco menos de una hora un grupo de vecinos intentó linchar el sábado a un pariente de uno de los dos detenidos por el crimen del colectivero Federico Rivero en Merlo.
La víctima del ataque tiene 20 años y es el cuñado de uno de los acusados de asesinar al chofer de «La Perlita» durante un intento de robo el martes pasado.
En las últimas horas, los manifestantes rodearon la casa en la que se encontraba junto a su familia en Marcos Sastre armados con palos, piedras y botellas al grito de «¡asesinos!».Los agresores acusaban al joven de haber participado en el asesinato de Rivero.
Mientras uno de ellos ingresaba a la casa y amenazaba a todos con un cuchillo, otro grupo de vecinos prendió fuego el domicilio, tomó a la víctima por la fuerza y lo arrojó a las llamas.
La casa quedó completamente destruida. En tanto, el joven agredido se encuentra internado en grave estado. Según indicó la agencia Télam, al ingresar al hospital Eva Perón presentaba lesiones por quemaduras que le comprometieron la vía aérea y tuvo que ser intubado.
Por otra parte, Jonathan Acosta, el cuñado de la víctima, permanece detenido por el crimen del colectivero Rivero junto a Sergio Armoa, quien en las últimas horas se negó a declarar ante el fiscal del caso, Fernando Capello.
Al momento de ser arrestado, Acosta manifestó tener síntomas compatibles con coronavirus, por lo que se le realizó un primer testeo con resultado negativo y se espera el informe de una segunda prueba para confirmar si no se encuentra infectado.
El crimen de Rivero ocurrió el último martes cerca de las 20, cuando el chofer después de finalizar su día de trabajo en la línea 312 fue con su esposa a hacer compras en su camioneta. Según contó la mujer, se detuvieron en un negocio situado en Sucre, entre Esquiú y Finocchietto, y ella bajó a comprar una gaseosa mientras su marido la esperaba con el vehículo en marcha.
«En eso veo a dos (personas) en la ventanilla del lado de mi esposo, digo ‘lo estarán saludando’ y oigo que él cambia el tono de voz y dice ‘a vos qué te voy a dar’, ahí siento el tiro y el grito de él», relató la mujer, y se lamentó. «Lo mataron como un perro, le pegaban patadas cuando estaba en el piso».
