Los hinchas de Boca vivieron una jornada de terror causada por los fanáticos de Fluminense y la Policía brasileña en Río de Janeiro.
Cuando familias con mujeres y niños disfrutaban de la jornada en la playa de Copacabana, cientos de hinchas brasileños los atacaron a traición y además de agredirlos les robaron sus pertenencias.
Para colmo, como si fuera poco, la Policía accionó a favor de los violentos y reprimió a los argentinos con balas de goma, gas pimienta y gas lacrimógeno.
En medio de los disturbios, se llevaron detenido a un hincha de Boca tras perseguirlo hasta el mar. Luego se conoció que su nombre es Cristian Medina, como el volante del Xeneize, y recuperó su libertad a las pocas horas ya que no pudieron formularle ningún cargo.