Arrancó 2019 y el tema es el camino hacia un posible default

El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional asegura el pago de vencimientos de deuda durante este 2019 electoral, entonces el problema es 2020. Pero, mientras tanto, el gobierno de Mauricio Macri tiene un año por…

miércoles 02/01/2019 - 14:11
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El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional asegura el pago de vencimientos de deuda durante este 2019 electoral, entonces el problema es 2020. Pero, mientras tanto, el gobierno de Mauricio Macri tiene un año por delante para evitar otra cesación de pagos. Ha comenzado la cuenta regresiva. Para muchos economistas un nuevo acuerdo con el Fondo o una reestructuración de deuda es inevitable ante la falta de financiamiento exterior. Otros, proponen medidas alternativas como un fuerte ajuste fiscal, superávit sostenido, compra de dólares por parte del Banco Central y liberación de la tasa de interés. La cuestión dominará el año, el tiempo se acaba.

Empezó el año y para la economía el tema será el default y cómo evitarlo. Con las necesidades de financiamiento cubiertas para cubrir los vencimientos de 2019 gracias al segundo acuerdo con el FMI, el primero objetivo del gobierno es no emitir deuda hasta diciembre. Luego, tiene que cumplir con el programa acordado hasta marzo de 2020 que es el déficit primario cero, con recortes de transferencias a provincias, al gasto en inversión pública y el aumento de la presión fiscal. Sin embargo, para muchos economistas esto no alcanza y evitar el default requerirá de otras medidas.

Con el inicio del 2019, el gobierno nacional apuesta al cobro de las retenciones a las exportaciones de bienes y servicios. Suma la recaudación por el Impuesto a las Ganancias a la financiera. En el aspecto monetario-cambiario, sin las metas de inflación se mantendrá la banda cambiaria predeterminada, un compromiso de crecimiento cero (sin estacionalidad) de la base monetaria, y una suba de encajes bancarios que se flexibilizó mínimamente en los últimos días, junto una elevación de las tasas de interés a niveles propios de regímenes de alta inflación –según publica Urgente 24-.

Tanto el gobierno como el FMI apuestan a una cosecha gruesa récord que marque en el segundo trimestre del año un rebote significativo de la actividad. Pero el contexto internacional no ayudará por la suba de tasas en USA, desaceleración del crecimiento en China y Europa y Brasil todavía es una incógnita.

En este contexto, el economista Diego Giacomini advirtió este miércoles (2/1) en el diario El Cronista que la deuda que tiene la Argentina en el exterior no es «sustentable» y que el programa fiscal acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) «llevará al país a una nueva situación de default», debido al «bajo» superávit fiscal primario previsto para los próximos cuatro años.

Por eso, propone:

-Un fuerte ajuste fiscal en torno del 3% del PBI (siempre y cuando el Gobierno de Mauricio Macri cumpla este año la meta fiscal de «déficit primario cero»).

-Un superávit creciente hasta 2023, del 1% en 2020 -como acordó con el Fondo-, pero que lo robustezca medio punto por año hasta 2023, cuando alcance un nivel de 2,5% del PBI. Aunque el gobierno aún necesitaría captar otros US$ 37.400 millones en los cuatro años y lograr postergar el pago al FMI.

-Respetar las metas fiscales del acuerdo, por lo que el próximo gobierno apenas asuma en 2019 necesita hacer un ajuste fiscal de 5% del PBI con respecto a donde estamos hoy en día.

Desde el diario Ámbito Financiero, Walter Graziano propone: “¿Qué es lo que hay que hacer entonces para que el Tesoro cuente con dólares para pagar su deuda de aquí a sólo un año? Pues bien, hay que abandonar la receta firmada con el Fondo Monetario Internacional, salir del esquema de emisión monetaria cero y enviar al Banco Central a comprar dólares de manera consistente en el mercado de cambios. Cuando nos referimos a una forma consistente lo que queremos decir es que debe dejar de sostener las tasas de interés, dejar que éstas desciendan de manera muy importante, que las fije el mercado, y abstenerse de tomar deuda en pesos. En otras palabras, se trata de comprar dólares que no vengan en la forma de capitales golondrina, sino dólares que poco a poco vayan apareciendo de manera genuina, primero por efecto del propio alto valor del dólar, y posteriormente provenientes del superávit de balanza comercial que se vaya logrando a medida que la cotización del dólar suba”.

“¿Que esta vía significaría una importante suba en el valor del dólar y otra vuelta de rosca más que importante en la tasa de inflación? Seguro que sí. ¿Quién dijo que no? Pero es un problema de opciones entre males. ¿Cuál es el mal: seguir con el ajuste inflacionario e ir a un valor de dólar real más alto o caer de aquí a un año -o quizás menos debido a la gran masa de deuda flotante- en default? En el corto plazo es cómodo volver a un incipiente atraso cambiario, planchar bastante la tasa de inflación y mantener bastante calmo el valor del dólar. Pero eso se está haciendo al costo de hipotecar el futuro, marchando a paso seguro al default. ¿Y qué significa un default desordenado de deuda? Un dólar por las nubes, el quiebre de la ANSES, jubilaciones y salarios de miseria -mucha más miseria que la actual- inflación pavorosa, inestabilidad económica, social y política, desempleo en rápido ascenso y muchas más calamidades de las que es más que deseable alejarse. Y para poder hacerlo, lamentablemente “hacer la plancha”, como actualmente se hace con el dólar más o menos calmo, las tasas por las nubes y el riesgo-país volando es marchar seguro hacia la catarata”, prosigue.

Para Graciano, “Lamentablemente, hay que optar entre diferentes males: o seguimos más o menos así, a la deriva en forma más o menos calma unos pocos meses hasta que haya cierta claridad política tras la cual, gane quien gane en octubre de 2019, deberá pensar si declara en forma inmediata el default o si trata de renegociar y reestructurar deuda en un contexto altamente inestable. La alternativa es ir ganando tiempo para impedir el default, porque después no habrá opción”.

Y concluye: “Con o sin superávit fiscal primario el Banco Central debería empezar a comprar dólares en el mercado en simultaneidad con una liberación de la tasa de interés, o sea, sin endeudarse en el mercado, factores ambos que implicarían una gran suba del dólar hasta que aflore un superávit comercial muy suculento que se venda en el mercado y que no se atesore, lo que a la postre aporta estabilidad genuina al mercado de cambios o vamos a la casi seguridad de un default en poco más de un año. ¿Que las opciones son feísimas? ¡Claro que sí! ¡Pero al menos todavía es posible optar! En un par de trimestres ya no será posible… Y si como consecuencia de la suculenta compra de dólares del Banco Central y de la baja de tasas de interés aparecen poco a poco interesados en comprar deuda argentina, lo que no sería nada improbable porque el Estado empezaría a tener dólares… ¡mucho mejor!, el riesgo-país bajará y la situación se irá normalizando”.

 

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