Hoy se registraron 614 muertes y 19.697 contagios en el país. Con esa cifra se llegó a 100.250 fallecidos, número que supera por algo más de un tercio al peor escenario que el gobierno previó al comenzar la pandemia de coronavirus, que nos ubica en el puesto 11 a nivel mundial en cantidad de decesos.
Argentina superó los 100 mil muertos por COVID-19 después de 494 días de registrar el primer fallecido. Se ubica en el puesto 11 de este ominoso ranking mundial, informa Infobae.
En este tiempo hemos visto desde el heroísmo de los médicos y enfermeros hasta la increíble mezquindad de quien se aplica una vacuna antes de tiempo. La avalancha de decesos se explican por un cúmulo de situaciones.
La enfermedad originada en Wuhan, China, a finales del 2019, lleva un año, cuatro meses y 11 días entre nosotros, pero el mundo estaba en alerta ya a principios de enero del 2020.
A pesar que el país se encuentra en el puesto 17 en la administración de las vacunas, el problema radica que en la inoculación total -con dos dosis- se llegó al 11% de la población, ubicándose en el puesto 12 entre 19 países de la región. Por supuesto, el reclamo para que se complete el esquema previsto no se hizo esperar. Esto ocasionó la respuesta del presidente Alberto Fernández: “Estamos en un país donde graciosamente se acusa de coimero al que tiene que comprar vacunas para los argentinos, y se acusa de envenenador al que consigue las vacunas. Y cuando el envenenador consigue las vacunas le reclaman la segunda dosis de veneno. En ese país vivimos, y dicen que no tienen libertad”.
El 11 de julio, el gobierno firmó un acuerdo con el laboratorio norteamericano Moderna Inc. para recibir 20 millones de dosis de su vacuna contra el COVID-19.
El 14 de julio, Argentina superó las 100 mil muertes por COVID-19. Quizás, la suma diaria de contagios y fallecidos, las cifras repetidas una y otra vez desde hace un año y cuatro meses, hayan anestesiado nuestra sensibilidad. Pero si lo pensamos en términos de padres, madres, abuelos, hijos, sobrinos, tíos, primos, amigos, compañeros de trabajo, vecinos o conocidos, nos daremos cuenta de la verdadera dimensión de esta tragedia.