Así lo indicó el rastreador estadístico británico Our World in Data que analiza datos que provee la Universidad de Oxford, y tras haber mensurado el caso local el comienzo de la vacunación con las primeras 300.000 dosis de la vacuna rusa Sputnik V.
Con la aprobación y el comienzo del proceso de aplicación de diferentes vacunas en varios países del mundo, se agrega otra estadística clave a considerar para dirigir las políticas sanitarias y manejar con éxito los vericuetos que plantea esta pandemia global. : la cantidad total de vacunados y la cantidad de vacunados por millón de habitantes. Estos datos comienzan a formar parte de prestigiosos sitios estadísticos internacionales que siguen la evolución del COVID-19, como el de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos, Worldmeters y el rastreador británico Our World in Data, que utiliza datos de la Universidad de Oxford, publica Infobae.
En el caso argentino, el pasado martes 29 de diciembre las autoridades sanitarias locales comenzaron a inocular la primera dosis de la vacuna rusa Sputnik V, incluidas en las 300.000 que llegaron con la Navidad; en todo el país, y de manera simultánea a una parte de la población , habiendo comenzado por el personal sanitario. En este contexto, la Argentina ocupa el puesto ocho del ranking de las dosis diarias de vacunación COVID-19 administradas por millón de personas en un promedio móvil de siete días, según el preciso sitio estadístico Our Word in Data .
Con fecha de hoy, 4 de enero, el listado se encuentra encabezado por Israel. Le siguen Estados Unidos, Dinamarca, Reino Unido, Baréin, Rusia, Alemania, Argentina, Italia, Estonia, Canadá, Polonia, China, Mexico y Francia.
Así, el comienzo de la vacunación contra el COVID-19 en varios países supone un paso gigante para ponerle fin a esta pandemia, ya que esto significa que cada vez falta menos para lograr una inmunidad colectiva, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es un concepto utilizado en el ámbito de la vacunación según el cual se puede proteger a una población contra determinado virus si se alcanza un determinado umbral de vacunación en las personas. Esta inmunidad implica que la inmensa mayoría de una población está vacunada, lo que reduce la cantidad total de virus que puede propagarse entre toda la población. Así, no es preciso que cada persona esté vacunada para estar protegida, lo que ayuda a mantener seguros a los grupos vulnerables que no pueden recibir la vacuna.
Así, el porcentaje de personas que deben tener anticuerpos para conseguir la inmunidad colectiva contra una enfermedad dada varía en cada caso. Por ejemplo, para lograr la inmunidad colectiva contra el sarampión es necesario vacunar aproximadamente al 95% de una población. El otro 5% estará protegido porque el sarampión no se propagará entre las personas vacunadas. En el caso de la poliomielitis, el umbral es aproximadamente del 80%. En el caso del nuevo coronavirus los expertos en todo el mundo coinciden en que la inmunidad necesaria sería del 60%.
Pero de acuerdo con Anthony Fauci, el experto en enfermedades infecciosas más destacado de Estados Unidos y asesor de la Casa Blanca en esta pandemia, la inmunidad colectiva contra el nuevo coronavirus podría requerir tasas de vacunación cercanas al 90%: “Necesitamos tener algo de humildad aquí. Realmente no sabemos cuál es el número real. Creo que el rango real está entre el 70 y el 90%. Pero no voy a decir el 90%”.
Y en este contexto, la cifra necesaria para alcanzar la inmunidad en todo el mundo ante esta enfermedad es muy alta si se tiene en cuenta que la duración de los anticuerpos varía según cada paciente lo que supone que la persona puede volver a reinfectarse en un corto plazo, el gran porcentaje de asintomáticos que no están informados que tuvieron la enfermedad y la posibilidad de que el virus mute en otras cepas que no sean compatibles con la fórmula de la vacuna.
Argentina y la vacuna Sputnik V
La vacuna rusa Sputnik V fue registrada el 11 de agosto pero también muy criticada por haber visto luz verde en Rusia, cuando todavía no estaban los resultados de la etapa clínica avanzada, la nombrada fase III. Pero las autoridades rusas se adelantaron a muchas otras candidatas y pidieron ante las autoridades de la OMS la preclasificación de su vacuna contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, un paso clave para obtener la aprobación mundial para su distribución y utilización.
El fármaco utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad5 y Ad26, para una primera y una segunda inyección. Sin embargo, Sputnik V no contiene adenovirus humanos vivos, sino vectores adenovirales humanos que no son capaces de multiplicarse y son completamente seguros para la salud. Se basa en una plataforma de vacuna de dos vectores ya existente, desarrollada en 2015 para tratar el ébola, que superó todas las fases de los ensayos clínicos y fue utilizada para derrotar la epidemia de esa enfermedad en África en 2017.
Las autoridades Argentinas comenzaron a utilizar las primeras 300.000 dosis de la vacuna rusa que llegaron el 25 de diciembre a la Argentina el 29 de diciembre. La segunda dosis requerida para completar la inmunización será aplicada con el paquete de vacunas que -se prevé- llegue a mitad de enero al país. Todas las provincias recibieron las dosis durante el domingo y el lunes pasado en paquetes termosellados y refrigerados.