El defensor del Lens Facundo Medina, que había salvado las papas en el primer tiempo, aprovechó una carambola para darle el 1-0 a la Celeste y Blanca en un partido crucial para meterse en los cuartos de final.
La obligación de ganar, con la celeste y blanca (azul este domingo) sobre el pecho, jamás mengua. Sin embargo, la derrota sorpresiva en el debut frente a los australianos (0-2) obligaba a la Argentina desde el vamos a redoblar esfuerzos por conseguir un triunfo necesario desde lo anímico pero, principalmente, desde lo matemático.
Egipto, enfrente, que bien pudo ostentar (si el calendario y el Liverpool así lo permitían) con Mohamed Salah como refuerzo mayor estrella, al menos tenía para exhibir como medalla haberle sacado un 0-0 en el bautismo a una España que llegaba a Tokio como candidata al oro.Play VideoMedina y el 1-0 de Argentina contra Egipto
Con esos prólogos en la mochila, y con el recuerdo latente de andar jugando en el Domo de Sapporo (aquel estadio donde Inglaterra nos derrotó 1-0 en el Mundial 2002 y que acabó siendo el principio del fin de los de Marcelo Bielsa en primera ronda), los de Fernando Batista no dieron tregua siquiera desde la formación: Pedro de la Vega por Valenzuela, Martín Payero por Colombatto y Claudio Bravo por el injustamente expulsado Ortega. Tres cambios (uno obligado) con respecto a la caída ante los oceánicos para intentar encontrarle la vuelta a los Juegos.
Así arrancó la cosa…
El primer tiempo, al menos, la Argentina ganó por puntos. A los 4′ nomás, el gigante Gaich rompió el palo de un bombazo desde afuera del área que, segundos más tarde, De la Vega intentó emular aunque debió conformarse con un córner. También, a los 13′, y apelando a la media distancia, fue De la Fuente quien probó desde lejos y la bocha coqueteó las redes de Mohamed Elshenawy.
Hubo una chatura, más allá del 65%-35% a favor argento, que fue aprovechada por los africanos como para mostrarse un poquito. Fue una doble jugada, a los 12′, de Ramadán Sobhi, primero abortada por una atajada de Ledesma y luego por una barrida a tiempo de Medina sobre la arremetida de la figura del Pyramids. Fue lo único. El cierre de la primera parte le volvió a corresponder a la Argentina. A los 36′, una pared aérea entre Gaich y el movedizo De la Vega, apenas terminó con el premio consuelo de un tiro de esquina cuando el delantero del Benevento, ex San Lorenzo, se relamía con el gol.
El segundo tiempo arrancó con gritos
Las historias se simplifican muchas veces por algún giro inesperado. Cuando el segundo tiempo recién comenzaba (cuatro minutos marcaba el reloj del árbitro búlgaro Georgi Kabakov), un córner desde la izquierda invirtió la pirámide. Y la lógica. La Argentina jugó corto y Alexis Mac Allister metió un centro exacto a un punto algo más adelante que el penal.
Facundo Medina entonces, defensor del Lens francés y surgido de la cantera de River, le metió efecto a un cabezazo que acabó por dar en el palo. Sin embargo, la fortuna le jugó a favor porque el rebote lo encontró justito y ahí no tuvo contemplaciones: fusiló sin miramientos, frente al arco, para el merecidísimo 1-0.
Los casi 30° de Sapporo, su 57% de humedad, el cansancio acumulado del cercano partido inaugural contra los australianos y, por qué no, la finalísima contra España que se viene (miércoles a las 8, hora argentina), obligaron a Batista a meter mano y a cambiar piernas frescas por cansancio (Urzi x Barco y Ponce x Gaich, primero; Belmonte x Payero después) mientras se ponía el piloto automático y Egipto, sin querer queriendo y casi por inercia, empezaba a salir del fondo del Nilo.
Así las cosas, a falta de 5′, otra vez Ramadán Sobhi casi vuelve a sorprender: el capitán Nehuén Pérez debió derribarlo (amarilla casi penal) cuando ya se metía en el área con un genial slalom; luego, de la ejecución de un tiro libre, Ibrahim Adel casi la peina hacia el empate…
El cierre fue el ‘no juego’ mismo. A falta de 20 segundos para el final del tiempo regular, Thiago Almada ingresó por Mac Allister mientras se adicionaban cinco minutos extra que de poco sirvieron para cambiar el resultado. El fantasma de Sapporo había desaparecido. Medina lo hizo.
Las palabras de Batista y de Medina
Fernando Batista, el entrenador de Argentina, ponderó la victoria de la Selección asegurando que su rival “no perdía desde 2019”, que sabían que iba a ser “duro” y que es un resultado que les va “muy bien en lo anímico” para el último y definitivo contra España.
“Respecto a lo que viene… Ahora a descansar y esperar. Sabíamos que los tres partidos son difíciles. Nos va a tocar definir el grupo con España y nos prepararemos de la mejor manera posible. Este resultado nos viene muy bien en lo anímico”, dijo al ser preguntado en rueda de prensa.
“Fue un partido muy difícil. Sabíamos que habían jugado un gran partido contra España. Creo que Egipto no perdía desde 2019… Sabíamos que había que tener paciencia y no desesperar. Fue duro”, comentó sobre la victoria frente a Egipto.
Por su parte, Facundo Medina quiso mandar un mensaje de tranquilidad respecto al estado y al futuro del equipo en los Juegos Olímpicos. “Fue un partido muy duro, lo tuvimos que trabajar bastante porque eran fuertes defensivamente. Gracias a Dios, en pelota parada pudimos abrir el marcador. Después, para el pueblo argentino, que se quede tranquilo porque por nuestra parte vamos a dar lo mejor en cada momento, en cada partido y nos prepararemos para dar lo mejor”, aseguró.
