Los rebeldes hutíes insisten en su autoría y amenazan con nuevas acciones. En línea con la versión de EE.UU., el portavoz de la coalición militar liderada por Arabia Saudita, el coronel Turki al Maliki, aseguró que las armas empleadas eran iraníes.
Arabia Saudita afirmó que el ataque con drones contra dos petroleras saudíes fue realizado con armamento iraní y no partió de territorio yemení, mientras los rebeldes hutíes insisten en su autoría y amenazan con emprender nuevas acciones. Estados Unidos por su parte prometió ayudar a sus aliados estratégicos con el suministro de petróleo frente a una fuerte suba del valor del barril, mientras se sumó un nuevo sospechoso de los ataques a la lista: Irak.
Dos días después del ataque de la noche del sábado en la península arábiga contra las instalaciones de las plantas de Abqaiq, una de las más grandes del mundo, y Khurais, el portavoz de la coalición militar liderada por Arabia Saudita, el coronel Turki al Maliki, aseguró que las armas empleadas eran iraníes. “Como información preliminar, el ataque no ha sido lanzado desde territorio yemení, tal y como habían revindicado los hutíes, que son instrumentos en las manos de la Guardia Revolucionaria iraní para llevar a cabo la agenda de Irán”, afirmó el portavoz en rueda de prensa desde Riad, capital saudí.
“Las investigaciones de las entidades competentes siguen en marcha, pero las evidencias e indicios apuntan a que son armas iraníes”, agregó Al Maliki, quien no dio detalles de los ataques aclarando que las mayores precisiones «se anunciarán en cuanto terminen las investigaciones, y las armas empleadas se expondrán ante la prensa». Las palabras del portavoz árabe llegan en medio de acusaciones sobre la supuesta autoría de Irán, versión que desde la misma noche de los ataques salió a avalar el gobierno de Estados Unidos.
El Ministerio de Exteriores de Irán rechazó de plano las imputaciones. «Estas acusaciones son inaceptables y completamente infundadas», declaró el vocero de cancillería, Abas Musavi. El presidente iraní, Hasan Rohani, justificó por su parte los ataques contra Arabia Saudita reivindicados por los rebeldes hutíes en Yemen. “Yemen es blanco de bombardeos diarios. El pueblo de Yemen se ha visto obligado a responder. Sólo se defiende”, declaró Rohani en Ankara, al término de una cumbre sobre Siria con sus pares de Rusia y Turquía.
Pero Irán no es el único sospechoso del gobierno estadounidense. Distintas versiones periodísticas surgieron en las últimas horas, afirmando la posibilidad de que los proyectiles se dispararon desde Irak, donde se encuentran numerosas milicias y facciones paramilitares próximas al territorio iraní. El propio secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, conversó con el primer ministro de Irak, Adel Abdelmahdi, quien le aseguró que el ataque no se perpetró desde su país. «La misión de Irak es evitar el peligro de la escalada y prohibir el uso de su territorio contra cualquier país vecino hermano o amigo», aseguró Abdelmahdi.
«Tenemos el brazo largo»
Los rebeldes hutíes, por su parte, volvieron a reivindicar la autoría de los ataques, y amenazaron con emprender nuevas acciones contra Arabia Saudita. «Advertimos a las compañías y extranjeros que no permanezcan en las plantas que han sido objeto de nuestros ataques porque todavía están al alcance de nuestros disparos y pueden ser atacadas en cualquier momento», alertó el portavoz militar hutí, Yahya Saree. «Tenemos el brazo largo y éste puede alcanzar cualquier lugar en cualquier momento», advirtió Saree.
La infraestructura energética saudita fue atacada previamente por los hutíes en mayo y en agosto. Pero los ataques del sábado tomaron otra dimensión: generaron una caída de la mitad de la producción saudita, a la altura de 5,7 millones de barriles diarios, es decir, cerca del 6 por ciento del abastecimiento mundial. Los precios del barril, por su parte, se dispararon: en las primeras cotizaciones del lunes, sus valores subieron más de un 10 por ciento.
Frente a ese contexto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió suministrar petróleo a sus aliados en caso de ser necesario. Trump afirmó que su país no “necesita petróleo ni gas de Oriente Medio” pero prometió ayuda. “Somos un exportador neto de energía y ahora el productor de energía número uno en el mundo”, tuiteó.
El secretario de Energía, Rick Perry, intentó frenar la explosión de los precios del crudo al subrayar la “cantidad sustancial de petróleo disponible”. Perry dijo que es “prematuro” hablar sobre la necesidad de recurrir a las reservas estratégicas de Estados Unidos mientras aún se evalúa el daño a la producción saudí.
Mientras el petróleo se disparaba en los mercados internacionales con subas de más del 10 por ciento de su valor, también se sucedieron los llamados a la calma. “Condenamos los ataques contra las instalaciones vitales y civiles, y el reciente de Abqaiq. Estas guerras y conflictos tienen que parar, y los esfuerzos se deben solidarizar para lograr la seguridad colectiva y conjunta en la región”, afirmó el ministro de Exteriores de Qatar, Mohamed al Zani.
Rusia también intentó calmar las aguas, y pidió no tomar “medidas o conclusiones apresuradas que sólo puedan agravar la desestabilización”. Por su parte, el enviado para el Yemen de Naciones Unidas, Martin Griffiths, insistió en que los ataques muestran la necesidad de encontrar una solución política a la guerra civil yemení lo antes posible. «No tenemos más tiempo que perder para avanzar con propósito y resolución hacia una solución política para acabar con el conflicto», declaró Griffiths.