Pappo es de Trenque Lauquen y padece esa enfermedad desde los dos años. Luego de la vuelta a la presencialidad, desde su escuela les informaron a sus padres que el niño no podría seguir asistiendo por su condición de salud.
El diario Infobae habló con la madre del niño, que hizo un posteo que se hizo viral pidiendo que su hijo vuelva al colegio.
Es que en pos de cuidar la salud de todas las personas de riesgo que concurren a los establecimientos educativos en el marco de la pandemia por COVID-19, la normativa del Ministerio de Educación establece que “están exentas del deber de asistencia las siguientes personas incluidas en los grupos de riesgo: mayores de 60 años de edad, excepto que sean considerados ‘personal esencial para el adecuado funcionamiento del establecimiento’, embarazadas, personas con enfermedades respiratorias crónicas (por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfisema congénito, displasia broncopulmonar, bronquiectasias, fibrosis quística y asma moderado o severo), personas con enfermedades cardíacas, personas con inmunodeficiencias y estados de inmunodepresión, personas con diabetes, personas con insuficiencia renal crónica en diálisis o con expectativas de ingresar a diálisis en los siguientes seis meses y personas con enfermedad hepática avanzada”.
Si bien el protocolo es claro y no habla de prohibición de concurrir sino que dispensa del deber de hacerlo a quienes padecen esas enfermedades, ocurre que el reglamento otorga a cada escuela la potestad de “adaptar el protocolo de acuerdo a las características del edificio”. Y ahí es cuando se genera un vacío legal en el que todo queda librado a la voluntad de cada institución.
Pappo es un niño de Trenque Lauquen, que padece diabetes tipo 1 desde los dos años. Concurre a segundo grado en un colegio privado de ésa localidad bonaerense. El mismo al que asiste desde sala de tres. Y hoy se encuentra siendo víctima de una “pseudo legalidad” -porque un protocolo no tiene peso de ley- que pretende dejarlo fuera de la posibilidad de compartir con sus pares el año de clases de manera presencial, tal como lo hace el resto de sus compañeros.
Luz es su mamá, y mediante un posteo en su cuenta de Instagram que se volvió viral, hizo público lo que le pasaba a su hijo: la escuela a la que asiste le impide hacerlo de manera presencial por su condición de diabético. “Su mochila carga los mismos cuadernos que las de sus amigos, pero su mochila es mucho más pesada”, comenzó a escribir la mujer en el texto que acompaña una foto del niño de espaldas, en simbología de lo que ella siente que le hace el sistema educativo a su hijo: le da la espalda.
Luz contó que “venía escuchando que en colegios a los chicos que tenían alguna condición de salud les decían que no podían pasar, pero él arrancó las clases el lunes con normalidad”. Fue después de la clase que le dijeron que Pappo no iba a poder concurrir al establecimiento por su diabetes.
El martes tuvieron reunión de padres y al finalizar, la mujer entregó a las autoridades un certificado de su pediatra y de su endocrinólogo autorizando al menor a concurrir a clases presenciales, junto con una nota en la que ella y su marido, como padres, se hacían cargo de la decisión. Además, les hicieron llegar documentación con aval científico de diferentes sociedades de diabetes de la Argentina y del mundo en la que se asegura que los niños con diabetes tipo 1 no deben ser considerados personas de riesgo para COVID-19.
“Nos dijeron que no es un tema personal con Pappo, pero que ellos no pueden hacer nada contra de lo que les digan desde Inspección”, relató Luz. Y ella se encargó de hacerle saber a la institución (de la que prefirió no dar el nombre) que como papás, si su pedido no prosperaba estaban dispuestos a presentar una medida autosatisfactiva y judicializar el tema.
“Me desilusiona mucho, como mamá me da impotencia, por momentos me siento una leona que iría contra todos y en otros me parece que no me queda energía”, se sinceró Luz sobre cómo vive ella la situación.