Sandra le prestó el vientre a Daniela que había perdido a su beba en el octavo mes de embarazo. Con los óvulos de la joven, a través de una subrogación de vientre, la mujer dio a luz al nene.
Daniela es la mamá de Dante, pero para llegar a tener a su hijo en brazos, que hoy tiene cinco años, tuvo que atravesar el dolor más grande de su vida: perdió a una beba en el octavo mes de embarazo, según publicó TN.
Gracias a su mamá Sandra, que le prestó el vientre para gestar a su bebé, hoy pueden festejar el Día de la Madre con amor y unión.
Sandra, Daniela y Dante dan la nota juntos en la cocina de su casa en El Jagüel, Esteban Echeverría y entre abrazos y risas, recuerdan cómo fue la llegada del nene al mundo. “Desde la panza, Dante le hincha a la abuela. Sabe que su mamá no lo podía tener en la panza, que la abuela la ayudó. Ellos se aman”, contó la joven madre a TN.
Una historia de dolor y un madre que le permitió a su hija ser mamá
“Todo comenzó hace diez años cuando fui mamá por primera vez de mi hija Ludmila Nataly ‘Taly’ que está en el cielo. Por cosas de la vida, con 8 meses de embarazo, la perdí. Me sacaron el útero y me dijeron que no iba a poder volver a ser madre. Tenía 23 años y en ese momento, yo hubiera preferido morir con ella”, dijo Daniela a TN.
Sandra acompañó a Daniela y a su marido Damián durante todo el embarazo y atravesó el dolor junto a ellos: “Después de la tragedia de perder a mi nieta, ahí empezó todo. Lo triste y después lo bueno, que fue la llegada de Dante”.
“Cuando perdimos a mi nieta se nos terminó el mundo, mi hija estaba muy triste y yo sentía que tenía que hacer algo para ayudarla, pero no sabía qué”, aseguró la mujer de 55 años.
Después de un tiempo largo de duelo, de dolor por la pérdida de Taly, Daniela se enteró de que le quedaba una parte del útero y eso le dio la esperanza de que podría se madre: “Con mi mamá fuimos a una clínica especializada en tratamientos de fertilización. Después de realizarme algunos estudios, me confirmaron que en mi caso no iba a poder quedar embarazada”.
En la consulta, a la que Daniela asistió con Sandra y su marido Damián, el médico les explicó que con los óvulos que tenía, podían convertirse en padres por medio de una subrogación de vientre.
“En ese momento, mi mamá dijo que ella me iba a prestar la panza como una mamá canguro. Lo primero que hice fue decirle que no. No quería perderla a ella, pero nos insistió tanto que aceptamos”, recordó Daniela.
Después de la consulta, volvieron a casa, hablaron mucho y una vez que se pusieron de acuerdo, estuvieron dos años haciendo estudios y juntando la plata para el tratamiento. “Desde ese momento hasta que nació Dante pasaron cinco años. Mi mamá tenía 49, y nos dijeron que hasta los 50 podía llevar el embarazo”, dijo la joven.
Atravesar el dolor y recibir el amor
Antes de empezar el tratamiento para que Sandra les prestara el vientre, Daniela atravesó momentos de mucho dolor y oscuridad: “Ya habían pasado cuatro años desde la pérdida de mi hija y al recibir la noticia de que no iba a poder volver a quedar embarazada, muchas veces pensé en hacer locuras: cosas que jamás hubiera imaginado”.
“Una vez me enteré de que habían dejado un bebé abandonado en el hospital Avellaneda y fui hasta el lugar para saber cómo podía hacer para adoptarlo”, afirmó.