La inflación de agosto volvió a marcar un momento bisagra en la Argentina. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Instituto Nacional de Censos y Estadísticas (INDEC) mostró que los precios subieron un 12,4% durante el octavo mes, el mayor registro en 32 años. Y la inflación interanual se ubicó en las tres cifras (124,4%).
El impacto de la cifra mensual en medio de la campaña electoral trajo a la memoria el temor por la escalada de precios de dos dígitos y más la Argentina padeció en entre 1987 y 1991. Si bien aún está lejos de retomar la senda de esos años, donde se alcanzó una variación interanual del 3079,5%, los analistas advierten que la escalada parece inevitable hacia adelante.
Es la primera vez en 21 años que el IPC mensual supera los dos dígitos y dejó atrás la inflación más alta de ese lapso que era la de abril de 2022. También superó el 11% de marzo de 1991, previo a la puesta en marcha de la ley de Convertibilidad, hasta ahora el peor dato mensual de las últimas décadas.
¿Alta inflación o hiperinflación?
Aunque desde elGobierno ya se preparaban para el mal dato de agosto, post devaluación y apelaron -hace menos de dos semanas- a compensar(con bonos, suma fija, créditos a tasas subsidiadas, congelamientos de precios de alimentos, combustibles y tarifas) el fogonazo inflacionario en el poder adquisitivo de los salarios, la inflación mensual de dos dígitos estaba descontada tras el salto del dólar posterior a las PASO.
El dato de agosto tendrá un efecto de arrastre para septiembre, cuyo índice oficial se conocerá apenas unos días antes de las elecciones generales, aun con congelamiento de precios y cuando algunos productos que aplacaran el impulso o incluso, unos pocos, desandaran la escalada inicial.
Desde la consultora LCG alertan que “pasadas las elecciones, el Gobierno deberá avanzar en descongelamiento y eso tendrá impacto en precios. Estimamos que actualmente cerca del 40% de la canasta del IPC cuenta con precios reprimidos en algún sentido. A lo que sumará el efecto de descongelar el dólar oficial, fijado en $350 hasta fines de octubre.
La inercia inflacionaria es tal que esa consultora prevé 190% para el IPC anual de 2023. Mientras, los analistas internacionales proyectan que estará en 163% para fin de año y un 2024 más que complicado con precios en ascenso de hasta 300% anual, como estima la agencia crediticia Moody´s.
Aunque las tasas de inflación son altísimas, y corren desde febrero de 2023 a más de 100% interanual, la mensual aún aparece lejos de lo que técnicamente se denomina hiperinflación, con remarcaciones de varias veces en el día e IPC mensual superior al 50%.
El fenómeno de la híper combina una violenta aceleración de precios con la abrupta caída de demanda de moneda local. Con cepo, restricciones y escasas divisas en el Banco Central, difícilmente se dé una salida masiva del peso y una dolarización automática.
La inflación de 2023, de las más altas que atravesó la Argentina sin híper
Este 2023 será el cuarto año en la que la inflación superará los 3 dígitos en su historia, sin contar los períodos de tasas hiperinflacionarias, con más del 3000% registradas a fines de la década de 1980 y e inicios de la de los ‘90.
Desde la segunda guerra mundial, la Argentina tuvo en tres oportunidades (esta sería la cuarta con “un año calendario” más cerca de 200%) un índice de inflación que traspasó el 100% anual,
La primera ocasión en la que el IPC estuvo por encima del 100% fue en 1959, con la presidencia de Arturo Frondizi. El 29 de diciembre de 1958, el mandatario había anunciado el lanzamiento de un plan de estabilización y desarrollo económico respaldado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La liberación de precios y la unificación del mercado cambiario llevaron a una disparada de precios que se reflejó en un alza anual del 113,7%, indica un trabajo de la Universidad de Belgrano.
El umbral de los tres dígitos anual en la escalada de precios se pasó por segunda vez en 1975. Con el ministerio de Economía, Celestino Rodrigo, quien puso en marcha un plan de shock que incluía un aumento del tipo de cambio del 100% y un aumento de las tarifas y los combustibles de hasta un 180%. La variación de precios registrada fue del 182,8%.
Los años siguientes, en plena dictadura militar, fueron también de alta inflación, con un pico de 444,1% en 1976. Recién con el gobierno democrático de Raul Alfonsín y tras el llamado “plan Austral” se logró en 1986 -el año de la Copa del Mundo de México- bajar el IPC a menos de 100%.
Aunque los números volvieron a superar el 100% a partir de 1987 y hasta que en 1989 se registró una variación anual de precios de 3079,5%.
Solo en 1991 la inflación cayó por debajo del 100% con el Plan de Convertibilidad, que culminaría con variaciones negativas (deflación) del índice de precios en 1999, 2000 y 2001, aunque con fuerte suba del desempleo, que cerró ese período en 21,5% y la traumática salida del “uno a uno” y del gobierno de Fernando de la Rúa.