Cuando la oposición en el Congreso rechazó el Presupuesto 2022, junto con ello también desaprobó un artículo del Impuesto a las Ganancias que prorrogaba la aplicación del ajuste por inflación distribuido en los siguientes tres ejercicios fiscales. Por eso, este año las empresas van a poder computarlo por el 100%.
Una inesperada circunstancia generada por el debate político puede alterar las proyecciones de recaudación tributaria del ministro de Economía, Martín Guzmán, para este año. Cuando la oposición en el Congreso rechazó el Presupuesto 2022 en el marco de la disputa por la economía y el acuerdo con el FMI, junto con ello también desaprobó un artículo del Impuesto a las Ganancias que prorrogaba la aplicación del ajuste por inflación distribuido en los siguientes tres ejercicios fiscales. Por eso, este año las empresas van a poder computarlo por el 100% -según publica Ámbito Financiero-.
La inflación genera efectos distorsivos sobre la contabilidad de las empresas. Así, puede ocurrir que una firma que tiene un stock alto de mercadería, que tuvo un mal año, termine dando ganancias al revalorizar la mercadería. U otra que tiene altos pasivos en moneda local pueda licuar deudas, mejorando su resultado. Para los profesionales de ciencias económicas el incremento de los precios, sobre todo en los niveles que hay en Argentina, puede generar “ganancias ficticias” que a su vez obligan a las compañías a tributar sobre ello.
“En el Presupuesto 2022 se proponía seguir el ajuste por inflación en tercios pero como no se aprobó, a partir de los ejercicios que cierran el 31 de diciembre de 2021 se podrá tomar el 100%”, comentó a Ámbito César Litvin. El tributarista sostuvo que “el Impuesto a las Ganancias mide la capacidad contributiva de los contribuyentes y, si no se contempla el efecto de la inflación, se mide cualquier cosa”.
Al respecto, Litvin consideró que “las pymes que tienen muchos activos expuestos a la inflación, muchos activos corrientes, bienes de cambio, valores a depositar y caja pueden resultar beneficiadas”. “Eliminar el efecto de la inflación sobre los balances de las empresas hace que se calcule el Impuesto a las Ganancias de manera real”, explicó el asesor tributario, quien consideró que el cambio “puede afectar a la recaudación” vía ese impuesto. Desde su punto de vista, no habría chances de que en estos meses el Congreso pueda votar alguna ley que restituya el ajuste por inflación en tercios porque “no parece ser que la oposición se pueda prestar para ello”.
El Impuesto a las Ganancias logró una recaudación el año pasado de poco más de $2,3 billones, lo que explicó el 21% del total de los ingresos del fisco. El otro pilar es el IVA, que reportó el 29% y lleva implícita la inflación aplicada en los precios finales.
Las empresas tendrán que presentar las declaraciones juradas del tributo en mayo y ese mismo mes pagar el importe anual.
Entre los funcionarios del Ministerio de Economía consideran que el cambio que genera el ajuste por inflación no provocará un agujero fiscal. Sobre todo, recuerdan que este año habrá una suba de la alícuota de Ganancias para las grandes empresas, que tributarán hasta 41% en caso de repartir utilidades, lo que compensaría una eventual baja de la recaudación. Por la ley de Solidaridad, las empresas con utilidades mayores a $50 millones pagarán 35% y si distribuyen ganancias se retiene otro 7%. En cambio, las que tengan ganancias de 0 a $5 millones tributarán 25%. Las que ganen hasta $50 millones, 30%.
Sebastián Domínguez, socio de SDC Asesores Tributarios, comentó a este diario que en general las empresas que aplican el ajuste por inflación tienen resultados negativos de sus balances o disminuyen sus ganancias, todos elementos que indican que al liquidar el impuesto pagarán menos. El especialista consideró que “el ajuste por inflación no beneficia a empresas altamente endeudadas porque les genera una ganancia”. Por otro lado, señaló que a las firmas que “tienen activos expuestos les conviene porque les genera una pérdida”.
Domínguez señaló que en realidad “el ajuste trata de llevar las ganancias al terreno de lo real, dejando de lado lo nominal”. Uno de los casos, indicó el profesional, es el de empresas que tienen mucho crédito comercial concedido a sus clientes, porque al despejar el efecto de la suba de precios, computan una pérdida que permite pagar menos impuesto.
En ese sentido, el contador explicó que “en términos generales los balances de las empresas dan más seguido pérdidas por aplicación del ajuste por inflación, que ganancias” porque en general las empresas “no están altamente endeudadas”. “En la mayoría de los casos es pérdida”, remarcó el profesional quien estimó que por esa vía “podría haber una pérdida de recaudación”.