30 es el porcentaje establecido ya por la mayoría de las consultoras para la inflación de 2018, también es el número que se estima como piso para la cotización de dólar a fin de año, es incluso el del programa de subsidios a las plantas automotrices (‘Rota 2030’) en Brasil, que podría llevar al cierre directo de fábricas en nuestro país.
Según publica urgente24.com, si bien la actual crisis no tiene origen estricto en el contexto internacional, para el segundo semestre sí existen verdaderas amenazas externas, según sostiene el informe económico de julio de la Universidad del Salvador (USAL), que se titula bajo la temida combinación de recesión e inflación. Así lo que viene para el segundo semestre es, como ya lo anticipó esta semana la Universidad de Belgrano, «estanflación»… y una inevitable agudización del conflicto social. El maldito ‘Segundo Semestre’: 30-30, y ajuste con estanflación.
Según el último informe de la Universidad del Salvador, el piso para la inflación de este año es el 30%. Tomando de base que para junio se espera una inflación entre 3,5% y 4,0% como consecuencia de la suba de la cotización del dólar, tal es la proyección de la mayoría de las consultoras.
Afirma que «la crisis cambiaria estaría llegando a su fin, al menos a corto plazo, pero con mayor inflación que la esperada meses atrás, altas tasas de interés y recesión». He aquí otra consultora que anticipa un mal mayor a la inflación: la estanflación.
La crisis cambiaria «forzó al BCRA a aplicar una fuerte suba de tasas de interés», pero que así y todo no ha logrado «restablecer la confianza, y ya se estima que el dólar tendría una cotizaci ón piso a fin de año de $30», sostiene el informe privado para el mes de julio.
«La incertidumbre subyacente se originó en varios factores que aún hoy prevalecen en la formación de expectativas». En un punteo, detalla los mismos de la siguiente manera:
«a) no es del todo clara la coherencia y factibilidad de las metas acordadas con el FMI,
b) junto con la incertidumbre sobre las principales variables económicas, se han acentuado las dudas sobre los márgenes de maniobra del gobierno para manejar hasta diciembre de 2019 un escenario de estanflación inicial, con mayor desocupación, empobrecimiento y conflictividad social,
c) en particular, tanto dentro como fuera del país, sigue siendo un interrogante sin respuesta si el Poder Ejecutivo logrará cerrar un acuerdo con gobernadores y legisladores de la oposición para la aprobación del Presupuesto 2019, que según el borrador presentado por el Ministr o de Hacienda al Congreso de la Nación, replica los números acordados con el FMI, con un ajuste que se basa en suba de tarifas públicas, recorte de transferencias a las provincias y reducción del gasto en obra pública.»
En cuanto a la actividad económica, destaca la caída en las ventas, que ha forzado a pequeñas y medianas empresas a «»ajustar» vía postergación de pagos a plazo, y suspensión y despido de trabajadores», sin rebajas de impuestos y con un costo del crédito demasiado alto.
El informe cita el contexto internacional de «guerra comercial» con final incierto de USA y China, y un dólar que se fortalece «alentando un flujo de capitales de los mercados emergentes hacia USA.
Pero, de todas maneras, insiste en que atravesamos una crisis que «no tiene origen estricto en factores externos, sino en cambios de composición de cartera y una reacción errática de las autoridades que restó credibilidad y confianza. Recuperarlas no va a ser fácil, pero exigirá balancear los beneficios futuros con los costos presentes (y visibles) de aplicar a destiempo un ajuste fiscal que debió hacerse dos años atrás. Más allá de los cambios en el escenario internacional, es claro que en pocos meses el gobierno deberá mostrar si puede o no avanzar hacia un genuino programa de estabilización y crecimiento, o si el acuerdo con el FMI se limita a un transitorio “blindaje” para simplemente sustituir endeudamiento público externo, por un “festival de bonos” en el mercado interno. Algo por demás riesgoso, y en un contexto internacional que recién en estos días empieza a mostrar síntomas de aversión al riesgo de activos de países emergentes.»
Según la USAL, habría, en cambio, señales externas amenazantes a partir de este semestre. Entre ellos, menciona «la potencial caída de demanda de activos de países emergentes, y eventualment e de precios de commodities en caso de agravarse la tensión comercial entre EE.UU. y China»; y otra, que golpearía de manera más directa, es «el avance de Brasil en un programa de subsidios a sus plantas automotrices (‘Rota 2030’), que podría conducir al cierre directo de fábricas en nuestro país y su traslado al país vecino. Una realidad que exigirá a las autoridades el recurso a políticas económicas y prácticas de muy diferentes, de lo que se ha visto desde diciembre de 2015 hasta ahora».
Mientras, en el plano local, se espera la negociación con los gobernadores y legisladores opositores por el Presupuesto 2018 y los «ajustes de gastos comprometidos con el FMI».
Y en cuanto a las negociaciones salariales, lo que viene es una inevitable revisión de la mayoría de los ajustes salariales acordados, debido a la aceleración de la inflación, en un contexto que contribuye a una agudización del conflicto social.