La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha revisado a la baja sus previsiones sobre la demanda global de petróleo en el tercer trimestre ante las nuevas restricciones a los movimientos en muchos países por el repunte de la incidencia del coronavirus.
En su informe mensual publicado este miércoles, la AIE calcula que la demanda media entre julio y septiembre fue de 93,6 millones de barriles diarios, lo que significa 140.000 menos de lo que había estimado hace un mes.
No obstante, al mismo tiempo ha incrementado ligeramente sus cifras con respecto a las que había anticipado en septiembre para los tres últimos meses del año, cuando confía que el consumo sea de 96,1 millones de barriles diarios.
De esta forma, se quedarían globalmente sin cambios las cifras del conjunto de 2020, con una demanda media de 91,7 millones de barriles diarios, que significaría 8,4 millones de barriles menos que en 2019.
La agencia tampoco ha modificado sus proyecciones para 2021, cuando espera una recuperación de hasta 97,2 millones de barriles diarios, es decir 5,5 millones más que este año.
La razón del recorte del tercer trimestre es la debilidad en el consumo que se ha percibido este verano sobre todo en Norteamérica (México incluido) y en India.
Es verdad que en julio la demanda creció significativamente, en 3,4 millones de barriles diarios, conforme desaparecían muchas de las restricciones precedentes por la COVID-19. Eso representaba 14,7 millones de barriles más que en abril, en el momento más bajo.
En agosto, hubo un nuevo incremento de 1,5 millones de barriles diarios adicionales.
Pero en septiembre, si bien hay indicios de una mayor movilidad laboral en Europa y Norteamérica y un alza de la demanda en India al final de la estación de los monzones, las nuevas restricciones a los desplazamientos han pesado en el sentido inverso.
Los autores del informe aventuran que el incremento en septiembre respecto a agosto habrá sido de únicamente 350.000 barriles diarios más. Eso quiere decir que será el menor ascenso mensual desde que había empezado la recuperación en mayo.
Por el lado de la oferta, en septiembre bajó a 91,1 millones de barriles diarios, sobre todo por la reducción de la producción de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), que compensaron el repunte de la de Estados Unidos, que se habían visto afectada en agosto por un huracán.
En octubre, el impacto negativo que se espera de una huelga en la extracción de Noruega y del paso del ciclón Delta por los pozos estadounidenses del Golfo de México deberían ser compensados por el aumento de las aportaciones de Libia.
Después del último cese el fuego, y aun reconociendo que la situación es inestable, la agencia considera que los bombeos en Libia podrían pasar de 300.000 barriles diarios actualmente a 700.000 en diciembre.
Si a eso se añade el hecho de que el acuerdo entre la OPEP y los países asociados prevé elevar su techo de producción en 1,9 millones de barriles a partir del 1 de enero, la AIE advierte de que hay poco margen para que el mercado pueda absorber en los próximos meses una aportación suplementaria.
Entre otras cosas porque la recuperación de la demanda se ve confrontada al repunte de casos de coronavirus en muchos países.