En la Patagonia, la calidad del agua está a la altura de las marcas más prestigiosas de la industria, pero todavía no hay firmas que la aprovechen a gran escala.
En un momento clave del filme ganador del último Oscar a Mejor Película “Parásitos”, del director surcoreano Bong Joon-ho, una de las protagonistas se da un baño de inmersión en una lujosa bañera y se apropia de una botella de agua cuyo envase cilíndrico tiene un diseño similar al de los perfumes.
La empresa de ese agua, la popular noruega VOSS —“agua” en noruego— obtiene su materia prima de manantiales ubicados al sur del país escandinavo. El producto está disponible en todo el mundo en sus versiones con gas y sin gas. Y uno de sus mayores atractivos es el recipiente de vidrio diseñado por Neil Kraft, exdirector creativo de la consagrada Calvin Klein.
La firma tiene apenas 15 años de existencia en los mercados internacionales pero no para de crecer en todo el mundo. A través de su fundación, hace filantropía y solventa el acceso al elemento potable en numerosas comunidades del sediento Sahara africano.
Una de las claves del éxito de ello tiene que ver con que se retiene el producto del deshielo antes de que caiga desde los elevados fiordos hacia el Océano Atlántico. Por lo cual, surge la pregunta: ¿se podría desarrollar un sistema similar en la Patagonia?
Agua de alta calidad, en el sur del continente
Cada verano, la “fábrica de agua” se pone en funcionamiento y desde las altas montañas de Tierra del Fuego, en el sur argentino, caen hacia el mar no menos de 15cursos de agua tan torrentosos como prístinos.
Apenas tres de ellos son contenidos en tierra y se los utiliza para consumo humano. El resto se desperdicia, ya que queda salinizado sin remedio cuando desciende hasta el Canal de Beagle.
El Río Olivia, uno de los más impactantes por sus saltos y recodos, tiene un caudal promedio de 5,5 metros cúbicos por segundo, por lo que todo el agua que no se aprovecha, implica una pérdida de dinero.
Pero existen otros ríos aún más caudalosos.
-El Grande: de 40 a 50 m3/s
-El Azopardo: de 30 a 40 m3/s
-El Lapataia: 20 m3/s
-El Lasiparshak: 10 m3/s
-El López: 6 a 8 m3/s
-El Yrigoyen: 6 a 8 m3/s
-El Mota: 5 a 6 m3/s
-El San Pablo: 4 a 5 m3/s
-El Claro: 4 a 5 m3/s
Los empresarios fueguinos están replicando el camino de los nórdicos y ya comenzaron a envasar su propia bebida cristalina. Proviene de dos glaciares colgantes libres de contaminación y ubicados en la base sur del Cerro Olivia (Pixabay)
¿Nadie quiere copiar en América Latina el éxito del agua noruega?
Los empresarios fueguinos, con inicial timidez, están replicando el camino de los nórdicos, y ya comenzaron a envasar su propia bebida cristalina. Proviene de dos glaciares colgantes libres de contaminación y ubicados en la base sur del Cerro Olivia.
Una empresa de capitales locales ya ofrece productos bajos en sodio para un mercado muy exigente (menos de 3 miligramos por litro). El vital elemento posee el pH más alcalino de Argentina (7,9), lo que lo convierte en agua de glaciar ideal para acompañar bebidas alcohólicas de alto nivel.
Las bajas temperaturas (en una geografía denominada “del fin del mundo”) permiten la adición de oxígeno disuelto, otro elemento requerido en la alta gama de la gastronomía. No se necesitan tratamientos químicos especiales.
Los fueguinos no le agregan conservantes al agua, y mantienen las bondades de los materiales orgánicos.
Consultado por Carbono.news, el ambientalista de Ushuaia Abel Sberna, organizador de eventos como la Muestra Internacional de Cine Ambiental, señaló: “Hace poco se reglamentó una ley de aguas en la provincia que permite regular todas estas cuestiones. Los proyectos económicos por el momento no son de gran magnitud pero el proceso se puso en marcha”.
Fuente: Infobae.com