Lo afirmó la consultora Ecolatina en su último informe económico. Señaló que pese a que el dólar se estabilizó producto de las nueva estrategia del BCRA, las reservas netas de la autoridad monetaria no llegan a u$s 20.000 millones y en caso de que vendiera para «planchar» al billete verde, «se generarían nuevos temores sobre un eventual default.
Ante la disyuntiva respecto a si el Banco Central convalidará una baja de la tasa de política monetaria en el marco de un dólar más calmo y con la inflación en leve declive, la consultora Ecolatina señaló en su último informe que para que la tasa baje del 70% y perfore el 55%, habrá que esperar habrá que esperar a la próxima gestión presidencial.
La primera justificación es que pese a que el dólar se ha estabilizado producto de las nueva estrategia del BCRA (acordó con el FMI la posibilidad de intervenir en el mercado local dentro de la “zona”), las reservas netas de la autoridad monetaria no llegan a u$s 20.000 millones y en caso de que vendiera constantemente divisas para “planchar” al billete verde, “se generarían nuevos temores sobre un eventual default de la deuda en moneda dura, incrementando las presiones que se querían disipar”.
En ese sentido, remarcó que aunque la tasa de interés alta no es la principal herramienta para disuadir la demanda de divisas, tampoco es irrelevante.
Por otra parte, señaló que el Banco Central no debería recortar sensiblemente la tasa de interés de referencia para evitar que los bancos comerciales queden con activos a siete días (Leliq) y pasivos a un mes (plazos fijos).
Esto tiene que ver con evitar un descalce de plazos de las entidades financieras, señaló la consultora, al tiempo que indicó que la tasa de interés de referencia opera sobre los bancos (solo ellos pueden acceder a las Leliq) y posee un horizonte de siete días. Y agregó que producto de las regulaciones vigentes, casi ninguno de las entidades financieras puede incrementar su posición en dólares mientras que el sector privado no financiero sí puede demandarlos.
“La tasa de interés en este contexto es necesaria; no tanto por sus consecuencias e implicancias directas, sino por sus efectos indirectos. El problema entonces pasa a ser cuándo podrá bajarse”, afirmó.
En este marco de elevada volatilidad, la consultora sostuvo que es tanto más fácil subir la tasa de interés que bajarla. Y consideró que “al momento, las probabilidades de un recorte sensible en lo que resta de 2019 son acotadas”.
“El Banco Central deberá tener una precisión quirúrgica para conciliar los tres mandatos de su Carta Orgánica: promover la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera y el empleo y el desarrollo económico con equidad social, y muy posiblemente no logre hacerlo”, indicó.
En tanto, afirmó que a medida que la inflación baje, «estaremos frente a un rendimiento cada vez más positivo en términos reales de las Leliq, y no a una tasa de interés significativamente más baja».
«Por el contrario, y a modo de cierre, estimamos que para ver una tasa de interés de referencia inferior al 55% habrá que esperar a la próxima gestión presidencial, aún en un contexto de dólar relativamente calmo y suba de precios controlada”, concluyó.