Según aseguran tanto las petroleras como especialistas del sector, con un valor en el barril del Brent por debajo de los u$s50, los proyectos en los yacimientos se tornan «inviables».
El derrumbe del precio internacional del petróleo, propiciado por la propagación del coronavirus y las disputas en la OPEP, significa un duro golpe para la producción en Vaca Muerta. Es que, según aseguran tanto las petroleras como especialistas del sector, con un valor en el barril del Brent por debajo de los u$s50, los proyectos en los yacimientos se tornan “inviables”. Es por eso que surgió durante la semana la posibilidad de que regrese el denominado “barril criollo”, con un valor fijado de referencia que garantice la rentabilidad de las inversiones.
De todas formas, desde una petrolera sostuvieron que todavía es demasiado pronto para trazar un plan semejante: “En un escenario de gran volatilidad e incertidumbre como el actual, tomar decisiones apresuradas puede traer consecuencias no deseadas que provoquen un mayor efecto negativo. Como se demostró en crisis pasadas, es esencial esperar a que las variables se estabilicen para tomar decisiones en conjunto evitando las ‘soluciones mágicas’ o sobreactuadas”, según lo consignado por Ámbito.
Fuentes del sector aclararon que actualmente los productores de crudo están recibiendo el valor promedio de febrero, que oscila en torno a los u$s45 por barril, unos u$s10 más que la cotización del Brent actual. Es por eso que “para determinar el real impacto de la brusca caída del precio de estos días, habría que esperar hasta abril, cuando se determinen los precios promedio de marzo. En este marco, imponer hoy un barril criollo no parece ser la solución”. Según destacó la fuente del sector, el 70% de los equipos en actividad en Vaca Muerta son operados por las dos empresas más importantes del sector. Es por eso que, estiman, avanzar con el barril criollo provocaría la baja de equipos y una mayor caída de la actividad.
Analistas opinan que una opción más viable que fijar un precio de referencia, de crear un barril criollo, es aplicar retenciones móviles para las exportaciones que se ajusten de acuerdo con la variación de los precios internacionales. “Otra medida importante -que funcionó muy bien en Estados Unidos y acá podría aplicarse- sería la amortización acelerada de inversiones ya que con el actual nivel de inflación los desembolsos se ven prácticamente diluidos”, y agregaron que “esto podría funcionar si bajamos el costo de desarrollo en un 30%”.
Finalmente, opinan que para salir de esta situación de crisis es necesario sentar en una mesa a todos los actores: gobierno nacional y provinciales, sindicatos y empresas, en el convencimiento que todas las partes contribuyan para lograr mantener el nivel de actividad y empleo en un marco de paz social.
El denominado “barril criollo” funcionó entre 2007 y 2015 como precio sostén para evitar que una cotización por debajo de los u$s50 afectara las inversiones de las compañías que operan en el país.
Un informe de la consultora IERAL aseguró que, para medir el impacto de la baja del precio internacional, depende “de la posición de cada país en el mercado y de sus productos derivados”. “Una baja de precios internacionales es a priori una buena noticia (para un importador neto) o una mala noticia (para exportador neto). En el caso argentino, no está tan claro en qué lugar queda ubicado el país, dado que si bien la balanza comercial seguía siendo negativa en 2019, el país estaba en el camino de recuperación de su actividad hidrocarburífera de la mano de la explotación de petróleo y gas no convencional en Neuquén. Si bien la tecnología de extracción en no convencionales ha evolucionado en forma notable, los precios actuales del barril son claramente insuficientes para la recuperación de los fondos hundidos, por lo que de mantenerse derivarán inevitablemente en un fuerte freno de la actividad y de toda nueva inversión”, analizó la consultora.