Adopción: para muchos la última oportunidad de encontrar una familia

Grupos de hermanos, niños y niñas más “grandes” o con algún problema de salud forman parte de estos llamados abiertos a la comunidad que buscan hallar postulantes a adopción para quienes más cuesta, como le…

sábado 03/09/2022 - 19:32
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Grupos de hermanos, niños y niñas más “grandes” o con algún problema de salud forman parte de estos llamados abiertos a la comunidad que buscan hallar postulantes a adopción para quienes más cuesta, como le pasó a Micaela, que estaba por cumplir 14 años cuando conoció a su nueva mamá. 

Hace pocos días Micaela cumplió 17 años. Fue el cuarto cumpleaños que festejó junto a su nueva familia y el tercero fuera del hogar convivencial donde pasó parte de su vida. “Lo hicimos en un parque de diversiones y ella quiso imprimir invitaciones. Son cosas que no se me hubiesen ocurrido, porque las asocio con alguien más chico, pero ella en su momento no pudo hacerlo”, relata con entusiasmo Marina Anido, su mamá, quien en 2019, mirando la página “Buscamos Familia” de la  Dirección Nacional de Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Dnrua), se detuvo en una de las convocatorias públicas difundidas por la provincia de Buenos Aires y dio un paso que cambió para siempre su vida y la de quien sería su hija. Marina se animó, llamó y se postuló para adoptar a esa adolescente que por entonces tenía 13 años.

Las convocatorias públicas son un llamado abierto a toda la comunidad, el último recurso que tiene el Estado para garantizar el derecho de un niño, niña o adolescente a vivir en familia una vez agotada la búsqueda de postulantes en la Red Federal de Registros. A las convocatorias pueden presentarse todas las personas: tanto aquellas que ya estén inscriptas en algún registro del país como quienes lo hacen por primera vez. La mayoría de los chicos y chicas que forman parte de este universo son más “grandes”, pertenecen a grupos de hermanos o tienen alguna discapacidad o problema de salud. Entre las diferentes jurisdicciones, actualmente hay abiertas más de 200 de estas instancias.

Marina no se había sentido interpelada particularmente por la maternidad, pero empezó a barajar la idea y pensó que la adopción era la forma que quería elegir para construir una familia. Comenzó a mirar la página de la Dnrua, participó de charlas y tomó una decisión: “Como yo estaba cerca de los 50, esa hija o hijo no podía ser chiquito”. Además, gracias a la información que obtuvo, sabía que “la mayoría de los que esperan son más grandes”.

Según datos recientes de Unicef y la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, en la Argentina hay 2199 chicas y chicos en situación de adoptabilidad decretada, y casi la mitad son bonaerenses o porteños. El 75% tiene entre 6 y 17 años y más de un 10% presenta algún tipo de discapacidad o enfermedad permanente. Es una realidad que no se corresponde con la disponibilidad adoptiva de la gran mayoría de los postulantes admitidos en los registros del país, de los cuales el 27% solo aceptaría niños de hasta 7 años; un 19%, de hasta 8; mientras que apenas el 0,45 % de los legajos se encuentra disponible para mayores de 13. Justo la edad que tenía Micaela cuando conoció a Marina.

“La importancia de la convocatoria pública es que es una alternativa más para hallar familia para todos los chicos y las chicas”, enfatiza Marta Colussi, directora del Registro Centralizado de Adoptantes del Chaco, quien además destaca que “es la última oportunidad dentro del sistema”. Si bien considera que lo ideal sería dar con esos adoptantes dentro de los inscriptos y que en cada provincia hay distintas realidades, entiende que los registros manejan un número acotado de interesados y que con las convocatorias es posible “golpearle la puerta a la sociedad y decirle: acá están estos niños que están esperando”.

Las convocatorias surgen de esa necesidad. En Chaco, por ejemplo, la primera se hizo en 2015. “Fue no hace mucho y debutamos para un caso de seis hermanitos. Hallamos una familia que de otra manera hubiera sido muy difícil de encontrar”, cuenta Colussi. Según las estadísticas, solo 2,18 % de los postulantes inscriptos aceptarían a 3 o más hermanos.

Si bien desde la Dnrua explican que se trata de una herramienta que no está legislada y que por lo tanto no es obligatoria, cada vez hay más jueces que la utilizan para dar respuesta a esas infancias que, a pesar de saber que no la tienen fácil, no bajan los brazos. Juan Jeannot, director de la Dnrua, aclara que “son los jueces quienes tienen la facultad de decidir en qué casos se considera procedente hacer este llamado abierto a la comunidad”. Y precisa que “la publicación, articulación y selección de una posible familia a través de convocatorias públicas está a cargo de los distintos registros locales de aspirantes a guarda con fines adoptivos y de los juzgados de familia competentes”.

Nunca es tarde para el encuentro

Micaela vivía en un hogar de la zona de Zárate-Campana. No hacía mucho que tenía declarada su adoptabilidad y había manifestado que quería una familia, pero no cualquiera: quería solo una mamá. “No sé qué fue exactamente lo que me llamó la atención de la descripción de Mica, porque era bastante genérica, pero la edad, que estaba en un lugar relativamente cerca para vincular, que decía que era muy sociable… supongo que son las cosas que me impulsaron a llamar”, recuerda Marina, que hasta ese momento no sabía que su temor a tener menos chances por ser madre monoparental en realidad era una virtud. Por eso la sorprendió tanto que al mes la llamaran del Juzgado de Familia Nro. 1 de Campana. Recién ahí, les contó la noticia a su hermana y sus amigos. No lo había hecho antes porque creía que iba a ser un proceso largo y tedioso, y que por estar sola y tener un trabajo full time quizá nunca ocurriría.


Después de pasar el proceso de entrevistas y evaluaciones, al poco tiempo llegó el momento de conocerse. Marina estaba ansiosa. Tuvo una idea: llevó un juego de cartas que ayudaban a contar historias, un Jenga, hojas y lápices. “Dibujé princesas. No sé cuándo había sido la última vez que había dibujado una”, se ríe. También recuerda que le contó a Micaela cómo era su vida, que tenía una perra y un gato, que trabajaba de médica. Y después cada una habló de sus gustos. Lo más inesperado fue cuando su futura hija le preguntó cómo quería que la llamara. Le respondió que no sabía. “Bueno, te digo mamá entonces”, le retrucó Mica. “Casi me caigo de la silla. No lo esperaba, ni la pregunta ni la respuesta”, cuenta.


Había ido sola. Su viaje de regreso a la Ciudad de Buenos Aires en el colectivo 194 duró casi tres horas. “Mi cabeza estallaba –dice, mientras se toca la frente–. Llamé a mi hermana, que se puso a llorar y me dijo ‘ya la quiero y no la conozco, ¿cómo puede ser?’. Hoy se aman. Fui sin ser mamá y volví siéndolo. Así lo sentí”. A partir de ahí, una vez por semana se sucedieron los encuentros. En ese proceso de la vinculación, de conocerse, de aceptarse, era todo nuevo. Y por supuesto, pasaron por diferentes etapas. Por eso, Marina pide: “No romanticemos”.
 
En marzo de 2020 empezaron a vivir juntas en CABA. “Al principio era todo muy idílico, como muy fácil. Pero, claro, ella mucho tiempo después me dijo que en ese momento todavía me tenía miedo”, explica. Su trabajo en el área de salud mental le permitió entender ese proceso: “Hay un período de luna de miel, te vas conociendo, no hay tanta confianza. Cuando se afianza el vínculo y hay más seguridad, ahí aparecen los conflictos”. Y en el caso de una adolescente, surgen muchos propios de la edad.


Como suele ocurrir cuando dos personas se conocen, cada quien encuentra el mejor aspecto del otro y trata de sacar lo mejor de sí. “Ella era adorable, obediente y ordenada. Hoy es una adolescente como cualquier otra”, se ríe. Y agrega: “Ella es muy musical. Toca la guitarra, va a la escuela artística, le gusta cantar, y yo soy un cero al as. Siempre le digo que volvió la musicalidad de la familia, porque la mamá de mi abuela era profesora de música”. Y como su historia estuvo atravesada por la pandemia, esa situación excepcional las ayudó a fortalecer el vínculo y a conocerse más. Su gusto compartido por las películas de terror y fantasía hizo de la serie «Stranger Things» un punto de conexión.

Charla e información sobre adopción

La Dnrua realiza charlas informativas online todos los meses. También hay encuentros para familias o personas que ya tienen el alta de inscripción, con la idea de que tengan una “espera activa”, preparándose para el momento en que llegue la vinculación con un niño, niña o adolescente. Más información en la página oficial. Hay propuestas y actividades en muchos registros del país, en la web de la Dnrua se puede conocer cuál corresponde al domicilio. 

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