Casi la mitad del gasto de los hogares (47%, según Kantar) se destina a productos de almacén, lácteos y bebidas, que las cadenas de supermercados proveen en un 42%. A su vez, no llegan a las 2 decenas las industrias del ramo que concentran la entrega de los 64 productos de la lista preelectoral de los “congelados”, que la Casa Rosada espera que pegue de lleno en el Índice de Precios al Consumidor de mayo.
Para ello, el de abril que acaba de difundir el INDEC ya trae incluido el promedio del 16% de las remarcaciones preventivas que las firmas líderes aplicaron previo a la implementación del programa oficial. Sin embargo, los Precios Cuidados, entre los cuales el 11% se consideran “esenciales” aunque muchos de ellos repetidos en cada rubro, como con los lácteos, se volvieron a posicionar dentro del menú estratégico que los canales de consumo masivo hace rato acostumbran a marketinear, con las promociones y descuentos que acuerdan con bancos (incluidos los oficiales Bapro y Nación) y las tarjetas de crédito.
De modo tal que por esa vía concretan el 22% de su facturación en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Y hasta en el Hotsale se plegaron con rebajas del 35%. Un complejo mecanismo de pagos diferidos, que es a partir de los 90 días y acumulativo, comparten súper e híper con los proveedores (mucho mejor soportado por los de espaldas financieras anchas que por las Pymes), lo cual da pábulo a proyecciones que, en muchos casos, implican sobreprecios entre el 10% y el 20% del precio mayorista, de acuerdo con un estudio especializado. Los aumentos anticipados fueron de yapa.
Hasta en el Hotsale los alimentos y bebidas se subieron al podio de las promociones, con descuentos de 35%, cabeza a cabeza con el 34% de indumentaria y calzado, de acuerdo a un relevamiento realizado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires sobre las «megaofertas» que se ofrecen en la página www.HotSale.com.ar.
La polarización en los ingresos de la sociedad situó a la primera necesidad casi pari passu con los pasajes aéreos, las vedettes de esta edición, o con los productos más buscados en la plataforma, como zapatillas, notebooks, celulares, lavarropas y heladeras –según publica Urgente 24-.
Es que cada vez en más hogares se rascan las ollas para amortiguar el efecto que tiene el creciente peso de la canasta básica en los presupuestos. Kantar Wordpanel estima que alrededor del 47% del gasto hogareño se destina a productos de almacén, lácteos y bebidas.
La campaña de marketing iniciada el mes pasado entre el gobierno nacional y los supermercadistas está orientada a contener el avance de la carestía, si bien el programa de precios cuidados abarca 579 ítems, de los cuales el 11%, o sea 64, integran el subprograma denominado esenciales.
En realidad, los rubros en los que se aplica el congelamiento voluntario de listas que no identifican marcas por 6 meses no serían más de 20, ya que muchos se repiten, como sucede con las leches, que presenta 4 tipos o los yogures, que son 7.
El 4,7% que había dado el IPC en marzo ya incluía muchas remarcaciones preventivas de varias marcas líderes que se anticiparon al anuncio oficial: el promedio de las subas llegó al 16% y explicó en gran parte el interanual del 54,7%.
El director de Focus Market, Damián Di Pace, en #RetaildayExpo hizo un cruce de datos entre la variación del dólar, los precios y el consumo para el 1er trimestre en el que muestra que, en comparación con el mismo período de 2018 (al que calificó de bueno), todos productos en el canal consumo masivo se terminaron alineando en un nivel promedio muy alto: 53% contra 54%, duplicados por la devaluación del año pasado, que fue del 114%.
Sin embargo, en el acumulado a marzo de 2019, el tipo de cambio llevaba un 14% y los precios de la canasta básica se cobraron el atraso, al ser remarcados casi 4 veces más.
El resultado se reflejó en las ventas en general, que retrocedieron -10,8%, más del doble que en el primer trimestre de 2018, cuando las listas en pesos habían sido corregidas en un 31%, tras un alza en la paridad del 12% en 2017.
Así y todo, en abril la apuesta a remarcar se redobló: Di Pace armó el cuadro de honor de los aumentos del mes y resulta que aparecen los productos para el pelo + 14,1 %; Congelados + 12,3%; Leche + 10,8%; Queso Rallado + 10,2%; Manteca + 10,1%; Dulce de Leche + 8,8%; Pañales + 8,5%; Crema de Leche + 8%; Quesos Untables + 7,4%; Suavizantes + 7,1%; Salchichas + 7,1%; Huevos + 6,4%.
En el interanual, los que más subieron fueron: Pañales + 121,1%, Harina + 99,3%, Pastas Secas + 90,8%, Jabón de Tocador + 81%, , Detergente + 79,2%, Mayonesa + 73,2%, Enlatados de Pescados+ 78,1 , Lavandina + 70%, Leche + 74,3%, Hamburguesas + 69%, Té + 65%.
Cualquiera que acostumbre a recorrer las góndolas está informado de que las grandes cadenas vienen aplicando desde tiempos inmemoriales promociones y descuentos, sean propios o por convenios con las tarjetas. No hace mucho, en vísperas de las elecciones de medio término, hubo una de Carrefour llamada Precios Corajudos, que abortó a mitad de camino pese a que el dólar estaba quieto.
Pero el denominador común que figura explícito en los pasillos de los súper es que no se superponen las promociones a la hora de llegar a la caja a pagar los tickets. Si se mete en el carrito un “precio esencial o cuidado” rige lo marcado en el código de barras y no entra en los descuentos por 2da unidad u otros beneficios publicitados.
A la promoción
Según Kantar Wordpanel, el 17% de las compras a nivel nacional (con valores extremos en el AMBA y la Patagonia de 22%) son realizadas con algún tipo de promoción.
Lo recuerda en su twitter @JoaquinD_PM el investigador de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e Investigador visitante 2018/2019 en el Programa Especial de Estudios Urbanos y Regionales (SPURS) del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), Joaquín Pérez Martín.
Y agrega la hegemonía que ejercen las cadenas de supermercados en la comercialización minorista de alimentos y bebidas, tanto en términos de participación de mercado, donde alcanzan el 42%, “una elevada presencia en los circuitos comerciales urbanos y un gran poder de negociación frente a sus proveedores”.
El poder de fuego de éstos en el rubro se concentra en un puñado de 18 compañías, que controlan el 60 % del mercado. De los productos esenciales dependen de 19: AGD, Arcor, Bunge, Café Cabrales, Dulcor, Establecimiento Las Marías, Gerula, Ledesma, Molinos Río de la Plata, Morixe, Pepsico, Adecoagro, Bodegas Norton, Quilmes, Prodea, Bagley, Alimentos Refrigerados, Mastellone e Ilolay.
En esta puja comercial entre poderosos sucumben las Pymes, por tener menos espaldas financieras para afrontar un circuito orquestado por las cadenas de supermercados que operan regularmente “efectuando descuentos a los proveedores sobre los montos facturados, algunos acordados, otros realizados unilateralmente, y aplazando los pagos”, según el estudio de Pérez Martin.
El mecanismo es complejo e incide en el proceso de formación de precios, ya que “los proveedores se ven forzados a incluir en sus precios el costo financiero y el riesgo de no saber cuánto ni cuándo van cobrar por cada operación, pudiendo alcanzar estos ítems entre el 10% y el 20% del precio mayorista”, señala.
Las rebajas pueden alcanzar hasta el 40% de lo facturado o más, y se realizan a través de distintos documentos de descuento, notas de débito o facturas inversas, que pueden duplicar la cantidad de facturas emitidas por el proveedor, explica.
Los plazos de cobro son de 90 días y se construye una bola anual cuya característica es que recién en 3 meses el proveedor sabrá a qué precio finalmente vendió cada producto al supermercado.
La situación se multiplica de lunes a viernes por las más de 2.200 sucursales distribuidas a lo largo y ancho del país de las cadenas de supermercados minoristas y mayoristas más importantes.
La sofisticada logística que requiere esta gigantesca bicicleta se imbrica asimismo en los programas de fidelización, descuentos y ofertas que ponen en práctica los supermercados para generarse rentabilidad y trasladan a los consumidores, que la inestabilidad misma termina confundiéndoles las referencias de precios.
Los cuidados y esenciales se suman al río revuelto.