El próximo 23 de octubre daremos inicio a una nueva etapa como país, en la que mediante el voto popular reafirmaremos no solo la continuidad de actual ciclo de democracia institucional, sino fundamentalmente un proceso de significativa democratización en términos sociales y políticos. Si, como todo indica, se sostiene la contundencia de los resultados de las elecciones primarias, la sociedad habrá de ratificar el rumbo iniciado en 2003. Por estas latitudes, en la primera década del siglo XXI, el crecimiento económico no se sostuvo en el incremento de las desigualdades de nuestros pueblos, sino en la expansión de derechos ciudadanos.
Nadie puede desconocer que este camino ha sabido también de adversidades. La transformación de un país con norte en la igualdad implicó tocar intereses de algunos de los beneficiarios de diferentes sistemas de inequidad. Ello cobra un valor superior porque esa transformación se ejecutó mediante la revalorización de los mecanismos institucionales propios de la democracia. El kirchnerismo ha tenido como virtud sobreponerse a los embates corporativos con discusión política, institucionalidad y decisión para seguir ampliando las fronteras democráticas. Frente a los cuestionamientos de autoritarismo, replicó otorgando un decisivo protagonismo al Congreso Nacional, arriesgando incluso los propios intereses del ejecutivo. Allí está una de las claves por la cual este gobierno no solo gana en las urnas sino que enamora a militantes y suma participación.
En la gran discusión por el tipo de país que queremos, el próximo domingo habremos de celebrar junto a la mayoría de los argentinos y argentinas, el triunfo de un proyecto político que supo y sabe sintetizar tradiciones nacionales, populares y democráticas, que demostró una capacidad transformadora inédita desde 1983 a la fecha, y por sobre todo, que ha recuperado para sus habitantes un piso de dignidad para pensar el futuro. En términos formales, para el caso de nuestra provincia, las que vienen son elecciones de cargos electivos de nivel nacional. Votaremos en las categorías de presidente y diputados nacionales. Los comicios, como instancia de participación público-política, tienen que constituirse en el puntapié inicial para consolidar la unidad del espaciokirchnerista chubutense. Unidad que sólo cobrará sentido en la materialización a escala provincial del concepto de profundización e institucionalización del modelo.
Esta es la consigna que como militantes kirchneristas, cualquiera sea nuestro espacio de referencia, hemos tomado de Néstor y Cristina. Como generación no basta con esperar pasivamente genialidades del gobierno nacional, ni enumerar sus medidas más relevantes. El 24 de octubre se inicia la tarea de preguntarnos y debatir qué significa profundizar el modelo y cómo garantizar la continuidad de estas medidas.
Suele asociarse «el modelo» a categorías de la economía: tipo de cambio competitivo, superávits gemelos (fiscal y comercial), sustitución de importaciones, reindustrialización y consumo interno, entre otras. Sin embargo «el modelo» es también acceso al hábitat, a la salud, a la educación, a la seguridad, a la información. Es ampliar las capacidades estatales tendientes a expandir el horizonte de derechos y la garantía de condiciones para el cumplimiento de deberes.
En nuestra provincia profundizar el modelo es ocuparse de las consecuencias no deseadas del desarrollo económico. Es atender a las nuevas inequidades sin permitir que prime la tradición mezquina del regionalismo ni la municipalización de problemas que la provincia toda debería resolver solidariamente. Es poner delante de los intereses económicos la decisión política de elevar los niveles de igualdad de nuestra sociedad. Es gobernar civilmente a la policía y oponerse al «populismo penal». Es fomentar el desarrollo económico sostenible, integral y planificado. Es establecer políticas de inclusión, de memoria, de justicia, con el pasado y con el presente. Es pensar en términos estratégicos a la provincia. Es recuperar la alegría, la esperanza y la emoción como ejes de la participación política.
Grupo Los Altares surge de un encuentro. Los Altares está en el centro de la provincia, y mira para todos lados. Está en la meseta y recibe todo el sol. Se nos aparece, nos sale al paso cortando camino. Es rojo y verde sobre marrón, y nadie puede ignorar que ha llegado, porque en el viaje, hay un antes y un después de Los Altares. El río recorre y refresca, llevando historia de la cordillera al mar, para volver en lluvia. Los Altares no se compara con las otras ciudades, sino que las une, las acompaña, y es a su vez ella misma, una de las ciudades posibles. Quizás no es mucha gente la que vive en Los Altares, pero hoy somos más quienes decidimos habitarlo en un sentido simbólico, y profundamente político. Porque nos dimos cuenta de que todo el tiempo estuvo ahí, esperando que lo tomemos y lo llenemos de significado. Los Altares es el espacio desde el cual decidimos dar la batalla cultural. Estamos haciendo, a paso firme y con viento sur.
* Somos chubutenses. Migramos para estudiar y para trabajar. Vivimos en Buenos Aires. Creemos que como generación estamos llamados a trabajar con las herramientas de la política y la democracia para construir una Argentina más justa siguiendo el camino iniciado en 2003. Creemos que profundizar el modelo vigente es orientar esas herramientas para generar más inclusión, más trabajo, más pluralidad y más derechos para más personas. Pero más derechos significan para nosotros la responsabilidad de traducir nuestra militancia en acciones referidas a la articulación con nuestra provincia de origen que es Chubut. Creemos en la potencia de vincular la academia, la política, las agencias estatales, los partidos, los sindicatos, las organizaciones que la sociedad se da para crecer. Democratizar es la tarea de esta generación, en nuestra Argentina Federal, en el sur de la Patria Grande.
Por Grupo Los Altares*
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