Así lo aseguró Alejandro Fernández Vecino con miras al encuentro del justicialismo provincial. El dirigente consideró que se trata de una convocatoria muy oportuna que en realidad, tendría que haberse hecho desde hace bastante tiempo, “sobre todo porque el partido justicialista viene en una situación de acefalía virtual y esta circunstancia no es buena no solamente para el partido, sino además para el gobierno y el proceso institucional”, expresó.
Fernández Vecino remarcó que todos los partidos tienen que tener una actividad regulada, con autoridades constituidas, y sobre todo el partido que respalda institucionalmente al gobierno de la provincia del Chubut, de manera que esta reunión le parece promisoria y desea que de ella surja una mesa normalizadora que fije las pautas democráticas para que, garantizando la participación del afiliado, se pueda regularizar la situación del Partido Justicialista. “Esto es imperioso y está demorado, pero siempre es bueno que se realice”, suscribió.
En cuanto a la posibilidad de una intervención, dijo que en realidad esa palabra no le cae bien al común del justicialismo y que tienen una historia en contra de la misma. “Nosotros más preferimos hablar de democratizar, regularizar, y legitimar por el voto de los afiliados. No creo que ese sea el camino, es más apto una mesa de consenso amplia que represente a todos los sectores, sin exclusiones, para que se pueda avanzar”, estimó.
En ese marco, sostuvo que todo el mundo que considere que tiene que estar representado, debe ser convocado. “Sino, arrancamos mal. Todos saben muy bien que yo no soy ‘dasnevista’. Es más, estuve trabajando para un modelo que reemplace absolutamente el ‘dasnevismo’ en la provincia, que me pareció una práctica política nefasta, pero ellos tienen derecho a competir también, porque por encima de las diferencias partidarias, está la vocación democrática”, aseguró, y añadió que “aquí no puede haber proscripciones, y mucho menos en boca de los peronistas, de manera que me parece que hay que convocar a todos de verdad y de ahí a votar, que haya mayorías y minorías”.
Acerca de las declaraciones de Blas Meza Evans sobre la vida interna del justicialismo y si se lo va a llamar a la reflexión para que modere sus conceptos, sostuvo que éste no ha hablado de proscribir al ‘dasnevismo’, sino que dijo que el límite era la persona de (Mario) Das Neves, algo que comparte con él desde otra óptica, al decir que el ex gobernador debería autoexcluirse de este proceso.
En tal sentido, le manifestó a El Comodorense que “él (Das Neves) durante muchos años peleó por buscar la hegemonía en el partido, abolir el sistema democrático, la participación de los afiliados. Desde esa perspectiva, no es una figura representativa de la democracia interna, pero yo no soy quien para proscribirlo. Él debería autoexcluirse”, insistió.
Fernández Vecino expresó que luego de ocho años de gobierno, Das Neves ha dejado una provincia de obra pública, de infraestructura y servicios. “Son los reconocimientos que yo le hago, porque todos los gobiernos tienen algo bueno también. Pero lo que yo le reprocho es haber destruido la sociedad política chubutense, haber licuado las sociedades intermedias y la búsqueda de la hegemonía política a través del control de los medios de comunicación, de los sindicatos, de las asociaciones, de las cooperativas. Le produjo un gran daño no solamente al justicialismo, a la provincia del Chubut”, enfatizó.
En ese marco, dijo que el modelo de Martín Buzzi, lleva en su principal valor la idea de volver a institucionalizar a la provincia y que, para hacerlo, hay un manual de procedimientos que es la Constitución del Chubut. “Hay que volver a aplicarla, respetar a las minorías, los cuerpos organizados, la Justicia, el Poder Judicial, ordenar a la Policía, someterla al poder institucional, es decir terminar con la anarquía de todos los sectores del gobierno en las que dejó sometido en todos los sectores el ‘dasnevismo’”, manifestó.
Por último, remarcó que los argentinos siempre estamos en una democracia en proceso de transición, porque venimos de procesos muy duros de autoritarismo. “Esto significa fundamentalmente la necesidad de democratizar a la sociedad. En 1983 se democratizó el Estado. Cuando la gente vota sucede eso, pero no significa que se democratice la sociedad, que es una cosa totalmente diferente. En esa transición, se dan todos estos resquemores lógicos, pero que hay que tratar de superarla con más participación de la gente”, cerró.
