Cuando asumió el actual Intendente vimos intenciones de ajustar las políticas y el presupuesto para que los comodorenses vean resultados efectivos y eficaces en corto plazo, una defensa fuerte del desarrollo sustentable de la ciudad. Empezamos a esperar un Gabinete fortalecido y comprometido, con ciudadanos capaces de movilizar la estructura en favor de la ciudad. No sucedió. Aparecieron algunos funcionarios no tan probos ni tan honestos y hasta con antecedentes cuestionables.
Esperamos que se resolviera la relación con provincia y nación y llegaran los fondos para la finalización de obras, por ejemplo del Estadio del Centenario. No sucedió (¿quizá es el Estadio del Bicentenario?). Esperamos que al fin la Secretaría de Bienestar Social delineara una agenda de políticas de promoción; y no solo de asistencia y subsidio. No sucedió. La Secretaría es una mega estructura autoritaria que desembolsa una cuantiosa cantidad de dineros públicos en subsidios sin cargo a rendir (algo más de $780.000 en 100 días de ejercicio).
El intendente lleva consumidos algo así como 20 días de viáticos a Buenos Aires en estos 100 días, pero parece que no consigue allí lo que busca, pues retorna cada 10/15 días sin resultados a la vista. El mismo Intendente que amenazó a un trabajador de la prensa como su señora, la Secretaria que amenaza a cuanto ciudadano le cuestione su falta de claridad para dirigir la Secretaría a su cargo.
También tenemos funcionarios todo terreno que tratan de cubrir todos los frentes y los vemos hasta en operativos en la calle y atendiendo más que lo que les corresponde porque no han sido electos, es más, perdieron las elecciones y deberían estar en la banca, pero decidieron ponerle el hombro al ejecutivo y están siempre en todo.
La ciudad está más insegura que nunca. Más sucia que nunca. Más desprotegida que nunca. Hasta el Ministro de Gobierno provincial reconoce la “cartelización” y la incapacidad de enfrentar el problema de la droga. Y desde la Municipalidad ofrecemos un Secretario que– en gestiones anteriores– estuvo sospechado y soporto hasta allanamientos. Nunca se aclaró su no vinculación en actividades ilícitas.
La planta municipal se ha cubierto con más personal que ninguna otra gestión. Aclaremos además que ésta gestión ha duplicado y casi triplicado con el cobro de los “gastos de representación” el sueldo que perciben los funcionarios. Un Concejal cobra más de $21.000 y un Secretario también. Hay Coordinadores por donde quiera encontrar, con un 30% del sueldo del Intendente. ¿También cobran el plus de representación ellos ?
Esta gestión tiene un Concejo Deliberante casi mudo, no denuncia ni propone, Concejales aprendices y los experimentados ya agotados o gastados.
Los comodorenses no nos merecemos que nos patotee nadie, ni tampoco que ante la más complicada situación nos amenacen con renunciar y volverse a su casa. La gestión de la Municipalidad de la ciudad más importante del sur argentino no es para aprendices de la política bienintencionados, no es para ciudadanos que mantienen sospecha de honestidad en su andar por la vida, y no son expertos en seguridad y cultura, como para perdonarles el pasado. Esta Municipalidad tiene una estructura social tan compleja, que no alcanza ser la “esposa de” y/o ser militante y/o dirigente, para diseñar y aplicar políticas sociales de contención y promoción que resuelvan el problema y no solamente lo silencien. Los demás Secretarios no aparecen.
Esta Municipalidad no es para salvar a más de uno que ya no saben dónde guardarlo. Esta Municipalidad merece un Intendente calmo, reflexivo, presente y con poder real, una secretaria de bienestar social que garantice el bienestar general y no con becas y subsidios, que no le grite a la gente, que demuestre el equilibrio y la capacidad necesaria para enfrentar y resolver en tanto su alcance la inequidad y la injusticia social. El Jefe no aparece. Después de todo, es un gobierno peronista, y las veinte verdades que hemos aprendido del peronismo no aparecen por el momento. Esperaremos, quizá en los próximos 100 días cambien funcionarios y algo cambie.
Por Eva de Lobos