Libertadores: Atlético Tucumán alimentó su fe

Superó 2-1 a Jorge Wilstermann con goles de Canuto y Barbona, ambos de cabeza y continúa con chances de pasar a octavos de final. El referí perjudicó al Decano al anular un gol de Leandro…

martes 25/04/2017 - 22:07
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Superó 2-1 a Jorge Wilstermann con goles de Canuto y Barbona, ambos de cabeza y continúa con chances de pasar a octavos de final. El referí perjudicó al Decano al anular un gol de Leandro González en el primer tiempo.

Atlético Tucumán ratificó que es capaz de dar un plus desde la emotividad cuando el potencial colectivo no alcanza para marcar diferencias en lo futbolístico. El Decano ganó el partido que no se podía permitir ni empatar para seguir con chances de clasificar a octavos de final de la Copa Libertadores. Y tuvo una ventaja: un Jorge Wilstermann que dio batalla pero tampoco supo elaborar buenas chances y que, con el partido 0 a 0, falló una chance de gol de ésas que se guardan para los resúmenes de fin de año, por Ríos.

Ojo, el Decano también fue perjudicado a nivel arbitral: el venezolano Juan Soto Arévalo le anuló un gol legítimo a Leandro González por un contacto entre un compañero y un rival en el que apenas hubo mancha, no el desplazamiento que indica el reglamento.

Aunque la voluntad y la determinación de Atlético nunca se se terminaron. A veces con imprecisiones, en una cancha en la que no era fácil jugar por la lluvia, sacó una fuerza interior que hacía indicar que en algún momento llegaría el gol: los dos fueron de cabeza, por Canuto y Barbona, quienes apenas tuvieron necesidad de completar los buenos desbordes previos.

La tensión fue hasta el final: Cabezas descontó tras una pelota aérea, en la que no fue la única falla defensiva de los locales. Incluso, Lavallén, nervioso, fue expulsado por protestar. Y el técnico debería considerar que Soto Arévalo también le dio una mano a su equipo al no sancionar un penal boliviano y al cobrar una falta que no existió a Lucchetti tras un centro.

Atlético está inmerso en una mística copera que le pasa factura en el torneo local y en la que está dispuesto a luchar hasta el final. Le quedan dos partidos. No será fácil porque tras recibir a Peñarol deberá resolver en San Pablo con Palmeiras.

Pero la fe es tucumana.

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