Le ganaba bien a Olimpo por 2-0, pero se quedó en el segundo tiempo y los bahienses lo empataron, para seguir con chances de quedarse en Primera, lo que sería su campeonato. Centurión y Benedetto hicieron los tantos del Xeneize. Magallán, en contra, y Cabral, de chilena, los goles del local. Ni siquiera hubo vuelta olímpica.
Festejó, gritó, se lo dedicó al primo y hasta se vistió de fantasma, como para recordar épocas duras de los rivales de toda la vida. Boca es el campeón. Nada cambiará eso. Ni siquiera el relax que llegó a Bahía Blanca. Si bien no hubo vuelta olímpica -se dará el domingo en la Bombonera-, el equipo de Guillermo tenía todo para estrenar la corona ganando: estaba 2-0 ante Olimpo y sin pasar peligro. Pero se quedó y el local, que se juega su título en la permanencia, lo empató 2-2.
“Tenemos que honrar el título de campeón”, dijo Guillermo Barros Schelotto al salir del vestuario para encarar el primer partido con ese mote. Y en el primer tiempo le hicieron caso. Dos goles en un minuto para demostrar las mayores cualidades del mejor equipo del torneo: vocación ofensiva, presión alta y un 9 implacable. Ricky Centurión, de cabeza y poco después de haber sufrido un corte en la cara, abrió la cuenta; mientras que Darío Benedetto, con una gran definición, hizo el segundo y llegó a 19 tantos en el torneo para ser el top.
Uno de los objetivos era el de no mostrarse relajado. Mucho menos satisfecho. La mejor manera de celebrar el 32° título de liga local era ganando, con miles de neutrales que no dejaron de cantar “dale campeón”. Pero el relax llegó y Olimpo, necesitado de puntos, lo empató. Primero Magallán, con un blooper que terminó en el arco de Rossi, y al rato Cabral, con una chilena luego de varios rebotes, le bajaron volumen el grito Xeneize. Porque el local también quería ser parte de la fiesta.
