¿Se abre otra «cajita feliz» en Comodoro?

Una a una van cayendo “las cajitas felices” con las que oportunistas devenidos en dirigentes, castigaban a los soñadores. De a poco se van transparentando los turbios manejos en la Casa de Chubut en París,…

domingo 10/06/2012 - 23:15
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Una a una van cayendo “las cajitas felices” con las que oportunistas devenidos en dirigentes, castigaban a los soñadores. De a poco se van transparentando los turbios manejos en la Casa de Chubut en París, el intento de su similar en Miami, los aportes a las instituciones deportivas del Valle provincial a través de decretos, de Lotería del Chubut, de Vialidad Provincial y otras que nos tocan de cerca como la SCPL, el tan mentado “Caso Ingentis” y las que seguirán apareciendo.

Una de las acciones que llama la atención de quienes honestamente se acercan a solicitar la ayuda del Estado para poder seguir en la función social que permite el deporte y que reciben negativas por razones presupuestarias, es la refacción “permanente” a la que vienen sometiendo al “Complejo Huergo” las distintas administraciones municipales.

Es hora que se aclare cuánto dinero del contribuyente se lleva gastado en algo que parece eterno. Obras que no se terminan jamás. Renovaciones edilicias que parecen no tener fin.

Debe saber quién pagará impuestos más caros a partir de este mes, qué función cumplía el tristemente célebre “Consorcio de Alto Rendimiento”. Desde su creación hasta la fecha se destinaron cientos de miles de pesos a sus arcas.

Hace algún tiempo, alguien elaboró un proyecto para hacer del Club Huergo una especie de “CENARD de la Patagonia”. Con la infraestructura de lo que dejó la YPF estatal, se podría concentrar allí a deportistas de la región que se evitarían ir a Buenos Aies. El “Complejo Huergo” tiene todo para transformarse en eso. Y si fuera poco, un estadio de fútbol a pocas cuadras.

Allí, con instalaciones mejoradas –con un presupuesto nada oneroso–  se podrían dar cita directores técnicos, entrenadores, médicos deportólogos, nutricionistas, etc; y cada uno con su oficina, con una sala de proyección, con pileta de natación y con canchas para la práctica de básquetbol, vóley, futsal, tenis y demás deportes.

Los deportistas de, por ejemplo, Río Gallegos o Neuquén encontrarían en Comodoro Rivadavia un centro de alto rendimiento que –bien orientado– les ahorraría tener que viajar hasta Buenos Aires. Ni hablar de los convenios que se podrían hacer con distintos municipios, estados provinciales o entes privados.

Ese proyecto, como tantas cosas, fue cajoneado y nunca más se volvió a hablar del tema. Ni en los pasillos.

POLITICAS CLARAS
Cuando se habla de la proyección de los deportistas patagónicos, siempre debe esto estar atado al “mecenas” de turno. Estatal o privado. Pero son esfuerzos a veces estériles por no contar en la zona con un centro que nuclee a los capacitadores y a deportistas para que puedan lograr objetivos claros y, ser el espejo de los jóvenes que deambulan perdidos detrás del alcohol, drogas u otras tentaciones modernas.

No se debe renunciar al intento de otra vez “ser olímpicos”. Esta región –y Comodoro Rivadavia como la ciudad más poblada– puede y debe tener deportistas que bien respaldados con infraestructuras acordes, intenten clasificar a lo máximo que se puede aspirar; o sea los Juegos Olímpicos. Pero para eso se debe partir de políticas deportivas claras y dotar al deportista de elementos humanos y técnicos que vayan allanándole al camino hacia lo que hoy parece irrealizable. Dotar al “Club Huergo” de esos elementos debe ser prioritario.

Aquellos que quieran prepararse para la alta competencia, podrían hasta realizar su recuperación física ante eventuales lesiones. Es inmenso el muestrario de posibilidades que podría ofrecer el “Club Huergo” reacondicionado definitivamente a favor de esta idea.

Es hora de que ese edificio monstruoso vuelva a tener vida. Que con no tanto dinero se pueda acondicionar de una vez por toda y colmarlo de lugares interiores donde los deportistas regionales quieran venir.

Paralelo a eso es también momento que se sepa cuál fue la tarea del “Consorcio de Alto Rendimiento”. Es tiempo que se publique cuánto de todo lo que el contribuyente deposita en las cajas recaudadoras de la Municipalidad local se invirtió en ese ente y en la reacondición “eterna” del Huergo.

Esto que se plantea desde esta página no es algo faraónico. No debería ni siquiera endeudarse nadie para lograrlo. Solo basta una decisión política honesta y no que sea para seguir alimentando otra “cajita feliz”.

En definitiva los únicos que deberían estar felices son los que, día tras día, apuestan al deporte para contribuir a formar mejores personas y tener una sociedad más digna de vivir.

Pero claro, servirían esas decisiones para que cientos hagan deporte y representen a esta región mundialmente y no para que pocos sigan engrosando su patrimonio con la excusa de revocar una pared o cambiar un vidrio.

Por Ricardo Scazzino/El Patagónico

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